Cristina: “¿Están mejor o peor que antes del 10 de diciembre?”
Tres artículos de abril de 2016 para reflexionar: el discurso de CFK ante el tribunal del lawfare, la persecución y la campaña permanente de desprestigio por la gestión anterior (a macri) nos retrotraen sin escalas a la pregunta de cómo estábamos hasta diciembre de 2015.
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Escrito presentado por CFK ante el juez Bonadio por la causa “Dólar Futuro”
13 abril, 2016
Cristina: “¿Están mejor o peor que antes del 10 de diciembre?”
Muchas gracias por este regalo que me dan de bienvenida y de amor.
Quiero decirles, en primer lugar, que estén todos tranquilos. Muy tranquilos. Me pueden citar 20 veces más, me pueden meter presa, pero lo que no van a poder hacer es impedir que diga lo que pienso. Y estar, como siempre, junto a ustedes. Pero no vean este hecho como un ataque a una persona. Reflexionemos juntos, recordando la historia y verán que no es el único caso de una ex presidenta perseguida. Al contrario: un presidente se puede ir con 30 muertos en la plaza con megacanje, blindaje y sobornos en el Senado, entre otras cosas.
Y no tiene que ver tampoco con las ideas. Déjenme contarles que el primer presidente perseguido fue Hipólito Yrigoyen, cuando lo derrocaron en 1930 y luego le encontraron hechos de corrupción a granel. Lo tuvieron preso en Martín García y el día que lo liberaron, justo ese día, asumía el general Justo, dando inicio a la tristemente célebre Década Infame donde se vendió una vez más el país y la felicidad de los argentinos. En aquella oportunidad, Hipólito Yrigoyen encarnaba el movimiento nacional y popular. El era el que representaba los intereses de los desposeídos, de la pequeña clase media que recién surgía, de los pequeños productores. Arrasaron con él, pero él era fundamentalmente el obstáculo que impedía lo demás. Porque los dirigentes, en definitiva, no cambiamos la historia. Los que cambian la historia son siempre los pueblos. Y hay dirigentes que se hacen cargo de esos cambios.
Luego lo volvieron a encarcelar, en la isla Martín García, pero no por corrupción sino por conspiración. Después, cuando el movimiento nacional y popular encarnó en las figuras de Juan Domingo y Eva Perón, que construyeron historia y época con los derechos adquiridos, con la transformación social y la movilidad social ascendente. Me olvidaba de decir algo de Yrigoyen. El golpe a él fue convalidado por la Suprema Corte de Justicia. Es la historia del Poder Judicial en la República Argentina, no podrían haberse consumado los atropellos, no podrían haberse consumado las entregas y la desgracia sobre tantos argentinos y argentinas, sin la complicidad del poder judicial, es imposible. También, en la década infame, arrasó con derechos, garantías y libertades, con entregas vergonzosas de nuestra soberanía nacional, a punto tal que provocó la escisión de grupos que se fueron del radicalismo y se incorporaron al peronismo. Lo mismo pasó cuando derrocaron a Perón y Eva Perón. Eva ya no estaba, tal vez hubiera sido otra la historia, no lo sabemos. (Seguro mañana me acusan de evitista, por favor…) Ni qué hablar de lo que fue la proscripción, los decretos prohibiendo decir: Perón, decir peronismo, Eva Perón… Yo estoy segura de que si pudieran prohibir la letra K del abecedario lo harían.
Después, la historia de 18 años de proscripción, de entregas, de adhesión al FMI, a lo que Perón se negaba sistemáticamente. Luego, más tarde, el golpe del 24 de marzo de 1976 encarcelando a funcionarios del gobierno derrocado, pero también a importantes dirigentes y empresarios que eran opositores a ese gobierno. Me acuerdo, que en uno de los actos como presidenta, envié al Archivo Nacional de la Memoria, toda la actuación de la Conadep, esa especie de inquisición que había permitido encarcelar y apropiarse de los bienes. Algunos de lesa humanidad, como el caso Graiver y Papel Prensa, siguen en este edificio. Adentro de este edificio, en algún despacho, en algún cajón, en algún basurero, está la causa de apropiación ilegítima, torturas y desapodera-miento de la familia Graiver que aún espera justicia en la Argentina. Cuando se produjo el golpe del 24 de marzo de 1976 los trabajadores, sindicalmente organizados en nuestro país, participaban del 50 por ciento del Producto Bruto Interno, y la deuda externa era tan baja que no implicaba ningún tipo de condicionamiento. Hace pocos días, cientos de miles recordaban los 40 años de aquella tragedia, tragedia que dejó un saldo de compañeros desaparecidos.
(Alcáncenme la camiseta que me regalaron porque quiero reivindicar a muchos empleados de ese Poder Judicial, honestos, trabajadores. Si tardé un poco más fue porque me saqué fotos con muchos de ellos en los pasillos. Quería hacerle un homenaje a tantos trabajadores y seguramente funcionarios que cumplen con su deber, como los que hoy me entregaron esta camiseta del Sitraju, que es la Agrupación Quique de Pedro, compañero desaparecido, padre de otro compañero que hoy ocupa su lugar. No me extrañen. Las banderas nosotros las llevamos acá los 365 días del año.)
Pero… ¿cuál es el hilo conductor de cada uno de estos procesos moralizadores? El que sacó a Yrigoyen por corrupto, lo mismo que pasó con Perón y con Eva. Luego, el 24 de marzo ¿eran moralizadores? No, venían por los derechos, las conquistas que habían logrado millones de argentinos que habían mejorado su vida con esos proyectos políticos, que no son otra cosa que el movimiento nacional y popular, que se encarna, en las distintas épocas, bajo distintas formas. Por eso yo soy el obstáculo… Ayer escuché a una señora que decía que tenían que inhabilitarme de por vida para ocupar cargos públicos. La proscripción otra vez en la Argentina, qué poco originales. Y ahora han aparecido algunos paladines de la moralidad. Pero hay una diferencia con los anteriores: a los anteriores no los conocíamos… (En respuesta a alguien del público) Antes de Panamá fue esto, antes de Panamá. Perdón, que lo hayan ocultado es otra cosa… (Cantos sobre “el que no salta tiene cuenta en Panamá”). Es cierto, los que querían llevarnos al mundo nos han llevado. Hoy estamos en todas las tapas de todos los diarios y de todos los noticieros internacionales, menos en los de la Argentina. Aquí, una vez más, los medios de comunicación –como lo hicieron contra Yrigoyen, como lo hicieron contra Perón y como también ocultaron los desmanes, las atrocidades, la locura de esa dictadura genocida– una vez más intentan tapar el sol con las manos. Pero yo quiero decirles a todos que no hace falta, por lo menos para mí, no hace falta remitirse a este escándalo internacional. Me bastaba recordar haber sido senadora de la Nación y –como presidenta de la Comisión de asuntos constitucionales– haber llevado adelante el juicio político contra tres miembros de la Corte de la mayoría automática, la misma mayoría automática que había sobreseído, a quien hoy es presidente, de contrabando agravado de autos de una sociedad offshore. Votada la causal de juicio político como corresponde por las dos terceras partes de la Cámara de Diputados. Tal vez alguna de las diputadas que actualmente lo son votaron también en aquella oportunidad la causal de juicio político. Pero además, emblema, insignia de la patria contratista y de los escándalos de corrupción con la basura y con miles de contratos con cloacas y podemos seguir ahondando, pero no es mi idea. Lo taparon todo prolijamente los medios de comunicación. ¿Se imaginan? Y yo les pregunto y díganme sinceramente, a muchos argentinos les pregunto: ¿Se imaginan si yo hubiera sido Presidenta con un antecedente de haber sido absuelta por contrabando agravado por la mayoría automática de la Corte? ¿Se imaginan por un instante que durante mi gobierno –que se la pasaron buscando la ruta del dinero K y buscándola se encontraron con la ruta del dinero M– se imaginan si hubieran descubierto sociedades y cuentas offshore a nombre mío, a nombre de mi ministro de economía? (Hay un intendente de una populosa ciudad. Todos hermanos, hermanas, madre, padre, todos, el perro Balcarce pareciera que también tiene una cuenta.)
Esto demuestra claramente que los argumentos moralizantes tienen un solo objeto: ir por los derechos adquiridos, por el bienestar que los argentinos se ganaron en estos doce años y medio de gobierno, en los cuales generamos millones de puestos de trabajo. Hoy tenemos que ver cientos de miles de despidos en el sector público, pero fundamentalmente en el sector privado, hay muchos más despidos en el sector privado que en el sector público. Persecución ideológica, empleados públicos que cambian sus perfiles en Facebook o en Twitter porque tienen miedo. (No quiero que los argentinos tengan miedo, nunca lo tuvieron durante mi gestión, podían insultarme, podían agraviarme, porque son los juegos y las reglas de la democracia.) Tenemos también industrias en crisis, comercios cerrados, tarifazos impresionantes en los servicios públicos indispensables de los que la gente no puede prescindir: del agua, del gas, de la electricidad. El PAMI… cuando volvía el lunes en el avión de Aerolíneas Argentinas –espero que siga siendo Aerolíneas Argentinas durante mucho tiempo–, se acercó una señora para saludarme, para tomarse una foto y me explicó que su padre, de 75 años, jubilado del PAMI, espera turno para una operación desde el mes de enero, que no le quieren poner la prótesis. Ha tomado estado público el tema de los medicamentos, pero hay otros dramas cotidianos, ignorados, que son de gente que tiene que operarse, que tiene que tener una prótesis, que tiene que tener atención. Esto es lo que está pasando en Argentina, un gobierno que no cuida a los argentinos, un gobierno que parece no preocuparse y, la verdad que hemos sido respetuosos de esa voluntad popular. Como ex presidenta he guardado un respetuoso y democrático silencio, precisamente por respeto a la voluntad popular, pero ojo: que la voluntad popular no la tiene que respetar únicamente la oposición, el que más tiene que respetar la voluntad popular es el gobierno que ganó diciendo que no iba a devaluar, que no iba echar, que no iba a haber tarifazos, que no iba a haber ajustes. Yo quiero también no solamente interesarme por el 49 por ciento, quiero interesarme por el 51 que lo votó, que él respete esa voluntad, porque muchos de esos 51 por ciento los votaron creyendo… Y también acá quiero decirle algo a todos mis compatriotas, Sé que hay muchos argentinos enojados con otros compatriotas porque dicen: “por culpa tuya que lo votaste a mí me echaron o no me alcanza para el chango o los alimentos. Ir al supermercado se ha convertido casi en una odisea”. Yo les digo a ustedes que no se enojen, que no se enojen ni con su amigo ni con su vecino ni con su pariente por cómo votó. No se enojen porque eso nos divide y eso no nos sirve. Yo creo que tenemos que estar unidos. Creo, además, que no se puede acusar a alguien de haber creído, porque en definitiva le creyeron y también creo que hay que entenderlos porque no todos tienen la capacidad o la actitud o la militancia o lo que fuere para poder defenderse de medios hegemónicos de comunicación que les picaron la cabeza durante años con mentiras, infamias y barbaridades y hoy nos enteramos (no a través de la investigación de algunos de los periodistas de investigación de la Argentina, sino por la denuncia de quien fue descubierto en Panamá), que Singer le pagaba… bueno, no importa a quién, pero era uno de los que le picaba la cabeza a los argentinos.
Por eso les pido que no se enojen con otros argentinos, y les propongo esencialmente conformar un gran frente ciudadano, un frente ciudadano en el cual no se le pregunte a nadie a quién voto, ni de qué partido es, ni en qué sindicato está, o si es trabajador informal, formal, jubilado no jubilado, si paga ganancias o no paga ganancias, no se le pregunte nada de eso. Solo se le pregunte cómo te está yendo, te está yendo mejor o peor que antes. Entonces ése es el punto de unidad de los argentinos. Reclamar por los derechos que les han arrebatado.
Y ustedes se preguntan: cómo, cuándo, dónde. Bueno, a mí se me ocurren algunas ideas. Y se me ocurren no de inteligente sino porque he sido legisladora desde 1989, primero en mi provincia, luego en la nación, hasta que asumí como presidenta un 10 de diciembre de 2007, y se me ocurre que ese lugar, al que habían convencido a muchos argentinos que era la escribanía de Cristina porque, decían, los diputados y senadores, decían, hacían lo que Cristina quería… (Primero, quiero que me traigan a un senador o a un diputado que me diga acá en la cara, adelante mío, que votó algo porque yo lo obligué… Saben por qué, porque siempre hemos enviado proyectos dando derechos, nunca quitando. Y además tengo el orgullo de ser la presidenta que con ocho años de ejercicio en el gobierno tengo escasísimos decretos de necesidad y urgencia, prácticamente ninguno, y uno de ellos, uno de esos decretos, para que se den una idea, fue el que creó la Asignación Universal por Hijo.)
Entonces creo que ese frente ciudadano, que tiene que ser plural, porque ya les digo, el punto de unidad es precisamente los derechos perdidos o la felicidad perdida, porque también, aunque por ahí vos tengas medios para hacer frente a lo que está pasando, el que está en frente tuyo, o al lado… (sí, la Patria es el Otro ha pasado a ser la Patria del otro. Yo quiero que vuelva a ser la Patria es el Otro.) Por eso creo que (ya voy, ya voy por Milagro quedate tranquilo que no me voy a olvidar), creo que ese frente patriótico que debe estar integrado por ciudadanos sin afiliación, ciudadanos que se agrupan en ONG sociales, religiosas, de cualquier… va a haber gente que nunca va a ser kirchnerista y está bien, pero ¿sabés qué?, la cuenta del gas, de la luz, del agua y el chango del supermercado lo tienen que llenar igual, los k, los anti k y todos. A eso voy, a las realidades que está viviendo nuestra gente. Y creo que ese frente ciudadano debe requerirle a ese Congreso, que antes llamaron escribanía de Cristina, que se convierta en una escribanía del pueblo, de sus derechos y de todas las conquistas adquiridas en estos años. Es una responsabilidad que tienen todos los partidos de la oposición. Yo creo que ese frente ciudadano debe agruparse y reclamar a sus representantes, porque hay cosas que son de la órbita del Poder Ejecutivo pero invariablemente siempre el Poder Legislativo es el contralor (por lo menos eso me dijeron siempre a mí, inclusive cuando hasta en mi propio partido tenía discusiones o diferencias con algunos de nuestros diputados por tal o cual proyecto). Hay estereotipos, pero hay también otros partidos políticos que tienen aspiraciones para el futuro, no nos fijemos únicamente en los de adentro, fijémonos en los que dicen una cosa en los medios y votan y hacen otra en las bancas, o sea, hay que fijarse en todos, porque si nos agotamos únicamente mirando al que dio un paso al costado y se fue, me parece que nos estaríamos equivocando. Las instituciones exigen y la democracia exige que cada uno represente al voto que lo llevó a esa banca. Creo sinceramente que tenemos y tienen, porque también quiero decirles algo que no es nuevo, que se los dije el 9 de diciembre en la Plaza, que cuando los dirigentes no respondan a ustedes, tomen la bandera y marchen adelante. No esperen salvadores ni mesías, acá no hay salvadores ni mesías. Vendrá un día el mesías, el día del juicio final, pero no va a entrar en este edificio, estoy segura.
Creo, sinceramente, que deben unirse los argentinos porque son graves los problemas que se han provocado en apenas 120 días. Nunca he visto tantas calamidades producidas en 120 días, y quiero ser sincera, sería muy fácil para mí, en forma panfletaria, si se quiere demagógica, emprender contra fulanito o menganito, pero hay algo más grave, hay gente que está convencida de que con esas ideas y con estas políticas vamos a ir a buen camino y esto es lo que más me preocupa. Miren, quiero contarles, para que me entiendan lo que digo, y no chiflen cuando nombre, ni insulten, es lo único que les pido por favor, para que todos puedan escuchar y podamos escucharnos. Ustedes saben que a los pocos días de asumir se eliminaron ingresos tributarios o no tributarios, derechos de exportación, con los que hubo tanto lío en este país, se eliminaron derechos de exportación de algunos de los sectores de mayor poder adquisitivo, de los más beneficiados. Y al mismo tiempo se suben servicios, se eliminan conquistas como la del Arsat III, que lo han bajado, como Conectar Igualdad y podría seguir. Podría mencionar el problema que tenemos hoy acá en Capital Federal, porteños y, discúlpenme, dos muertos por dengue en Capital Federal. ¡Nunca! Qué hubiera pasado si esto hubiera sucedido en nuestro gobierno. Pero quiero volver a la siguiente anécdota. Quien hoy gobierna la Argentina en el año 2013 me dijo –en una reunión que él me había pedido, ya habían pasado las elecciones de ese año, en la que él vino a hablarme del círculo rojo y de que había gente que quería destituirme– que yo podía pasar a la historia si eliminaba las retenciones del maíz, del trigo, bajaba 5 por ciento la soja, o sea es lo que él hizo después. Qué quiero decir con esto, que lo hizo convencido, porque tienen estas ideas, ideas que en realidad deberían contraponer con su propia historia, porque han despotricado contra el Estado toda la vida, pero la fortuna de su familia se ha hecho con el Estado Nacional, en la patria contratista, en la estatización de la deuda y en tantas otras cosas más.
Pero bueno, vaya a saber uno qué pasa por la cabeza de cada uno, pero hay gente que cree que endeudándose, hay gente que cree que con estas políticas se puede llegar a buen puerto. Por eso es imprescindible que el Estado funcione, que la democracia funcione, y para que funcione la democracia cuando el Ejecutivo adopta políticas perjudiciales para la mayoría de los argentinos, que ya no son solamente los trabajadores, son los pequeños productores, las economías regionales arruinadas, a las que les hicieron creer que con la corrección del tipo de cambio iban a mejorar, no les hablaron de competitividad y no les hablaron de la recesión mundial, de un mundo sobreofertado.
Quiero contarles algo que me dolió en Calafate, allá pude ver en un supermercado propiedad… (¡Un médico por favor! Qué organizados. ¿Ya está? Esperamos un poquito ¿Llegó el médico? ¿Está?) Desde acá diviso a mi querido amigo el Pato Urribarri. Pato, quiero contarte que en Calafate, en La Anónima, una cadena de supermercados muy grande que pertenece al Secretario de Comercio de la República Argentina, vendían naranjas españolas, de Valencia, ni siquiera con dumping social porque eran españolas. Quiero decirles que la situación de las economías regionales ha empeorado sustancialmente y ¿saben por qué? Por una razón muy sencilla, porque la mega devaluación impactó negativamente en todos los costos internos que tienen nuestros pequeños productores y, lejos de ayudarlos, los ha terminado de ahogar y les torna imposible competir con economías agrícolas subsidiadas como la europea o la estadounidense. Entonces me parece que hay ideas y políticas que corregir. Y me parece que el Congreso de la Nación, el Parlamento por constitución, por compromiso, tiene la obligación de hacer esas correcciones para que la gente vuelva a ser feliz. Porque, otra cosa… Yo quiero también referirme a esa sensación de dolor, de incertidumbre de angustia que viven los argentinos. Quiero que la gente vuelva a ser feliz en la República Argentina, quiero que vuelva a tener libertad. No quiero que una dirigente social como Milagro Sala esté encarcelada sin que se sepa a ciencia cierta de qué se la acusa, de qué se la juzga, porque atenta contra los más elementales derechos y garantías de una democracia. Por eso creo que es importante organizarse, creo que es importante unirse.
En cuanto a mí, mis queridos compatriotas, no se preocupen… Ustedes saben que voluntaria y explícitamente renuncié a tener fueros. Se cansaron de editorializar, se cansaron de publicar que iba a tener un puesto, un cargo electivo o lo que fuere que me diera fueros. No los necesito. Tengo los fueros del pueblo, los que me dio el pueblo en doce años y en dos elecciones consecutivas. Hoy, cuando se leyó la acusación que se me hace a mí, a mi ex ministro de economía y al directorio del Banco Central, de “asociación ilícita”, contesté que la única organización de la que formé parte fue del Poder Ejecutivo Nacional, como su titular elegida democráticamente por la voluntad de los argentinos en dos oportunidades consecutivas. Primero con el 46 por ciento de los votos y luego con el 54 por ciento. Y sí, me olvidé que formaba parte de otra organización, el Partido Justicialista. Pero dejémoslo ahí, amplitud y saber también que estamos en épocas de nuevos tiempos. (Responde a algo del público Nunca lo haría, la represión solo trae dolor, solo trae enfrentamientos, solo genera odio. Yo quiero que la gente vuelva a sentir amor, amor.)
Los veo e intuyo en el aire que las cosas no están bien. No se trata de volver, se trata de ustedes. Les digo que ustedes han sido empoderados durante estos 12 años y medio en los que hemos logrado conquistas y avances. Y la historia que yo relataba al principio –desde Yrigoyen, pasando por Perón y Eva y el golpe del 24 de marzo–, es la historia de los avances y de los retrocesos del pueblo argentino. (La gente grita Viva Néstor.) Cuando Néstor, asumió ese 25 de Mayo (¿Otro médico? ¿Estoy hablando mucho ya, no? Termino enseguidita y ya. Otro médico ahí. La gente canta “Cristina no se va”.)
Quiero dirigirme a todos y cada uno de ustedes, a los jóvenes trabajadores, a los científicos, a los estudiantes, a los docentes, a los profesionales, a los empresarios, a los productores, a todos, que unan sus esfuerzos porque no podemos permitir un retroceso como vivimos en otras etapas históricas, porque después cuesta mucho remontar la cuesta, sobre todo en un mundo tan complejo, donde también vemos que situaciones similares se replican con todos los gobiernos populares y democráticos de la Unasur y de la América del Sur, que permitieron mejorar la vida de millones y millones de suramericanos. Esto no es una cuestión que nace aquí en la Argentina, esto es una matriz comunicacional, política y judicial que se extiende en toda la región, para identificar a los proyectos nacionales y populares con la corrupción, de modo tal que luego vienen los moralizadores que te dejan sin nada. Pero para cuando esto terminó, ya no te acordás ni de quién sos vos. Esto es lo que ha pasado en la historia de la República Argentina. Por eso, ahora fíjense que de repente aparece este escándalo internacional, que no hace más que revelar lo que muchos ya sabíamos, pero que prolijamente había sido ocultado por los medios de comunicación. Por eso les reitero y les pido, no se enojen con otros argentinos. Pregúntenle a cualquiera que ustedes conozcan que haya votado de una manera diferente si conocían la causa de contrabando, de Manliba, los dirigentes cooptados, que fueron casi un estereotipo, paradigma de dirigentes (recuerdo a un intendente de la Capital Federal), que además tenían la característica de ser también ejecutivos del propio grupo empresario que luego los llevaba al gobierno. ¿Cuánta gente sabe esto? Ya ni se acuerdan porque hay una maquinaria comunicacional rigurosamente aceitada que tiende a tapar todo esto y a elevar a la décima potencia cualquier otra cosa que sea una distracción de estos mecanismos de corrupción, de la entrega que se ha venido operando desde 1930 a la fecha. Mecanismos que operativizan estas políticas y que significan transferencia de ingresos de las clases medias, de los pequeños productores, de los trabajadores hacia las elites gobernantes y sus grupos económicos vinculados. Esta es la historia argentina. Yo siento por un momento que el pasado nos ha atrapado nuevamente, y les propongo, con inteligencia, porque esto requiere mucha inteligencia, que seamos capaces de conformar un gran frente ciudadano. Convoquen a los dirigentes sindicales también, a esos que nos hacían huelga porque no querían pagar impuesto a las Ganancias y hoy les están echando a la gente como perros, de las fábricas, de los laboratorios, de los ministerios…(se escuchan gritos en contra de los sindicatos) No, miren, yo les voy a decir algo, la palabra traición es una palabra fuerte, no me gusta emplearla. Yo creo que hay algo, por la mecánica y como veo que se mueve el Gobierno y este edificio, creo que hay muchos que tienen miedo a que les hagan algo, no sé, no voy a decir esa frase espantosa, no voy a hacerte caso (gritan carpetazo) ahí lo dice una compañera. Bueno, lo importante y definitivo mis queridos compatriotas es que necesitamos ese frente ciudadano, organizado, participativo y que no le vengan con reglas que se tienen que reunir “acá o allá”. Cada uno es un dirigente en sí mismo, a cada compatriota no le tienen que dictar cátedra de ningún lado “cómo se mueve, cómo se organiza”. Sí es bueno, para no sea anárquico ni ser sólo voluntades individuales, que los que piensan de una forma organizativa la comparten en una metodología, bueno, con ese grupo, y el otro que quiere hacer otra metodología con el otro grupo. Pero todos con una consigna. Preguntarles, preguntarles a todos y cada uno de los que se acerquen a ustedes: ¿cómo estabas antes del 10 de diciembre? Propongan una cosa, que durante 24 horas propongamos una gran jornada de reflexión nacional. Que durante 24 horas la gente apague la televisión, la radio, que no lea los diarios. El domingo, un domingo en familia y que ese domingo en familia, sin radio, sin televisión, sin diario, mire, hasta le propongo sin medios electrónicos, sin nada, simplemente cada uno retrospectivamente junto a su padre, su hermana, su novio, su compañera, sus hijos, sus nietos, piense cómo estaba antes del 10 de diciembre, cómo vivió los últimos doce años. Qué cosas obtuvo y logró los últimos doce años. ¿Se acuerdan cuándo yo les decía muchos creen que solamente es por su propio esfuerzo y que no creen que es porque hay una política de gobierno? Bueno, ahora que vean si están haciendo el mismo esfuerzo que hicieron en los doce años y si pueden llenar el chango con el mismo esfuerzo. O pagar las facturas, o tener vacaciones, o estudiar. Esta jornada de reflexión nacional es la que les pido para aclarar porque también puede ser que alguien piense que las cosas son de otro modo y también es absolutamente respetable. Por eso digo, ese frente ciudadano no tiene que preguntarle a nadie de qué partido viene o a quién votó, tiene que preguntarle: ¿cómo estabas? ¿cómo estás? y si querés estar mejor de lo que hoy estás”. Esta debe ser la gran consigna que debe unir a todos los argentinos.
No vine acá para dividir a los argentinos. Al contrario, durante años millones de argentinos pudieron expresarse acerca de esta presidenta y de sus políticas de la mejor manera que preferían, con insultos, con agravios o sin insultos o sin nada, porque vivíamos en libertad. Lo que yo quiero volver a recuperar, para todos ustedes, y este tiene que ser el eje del frente ciudadano, es la libertad. Porque los argentinos estamos perdiendo la libertad. ¿A qué libertad me refiero? Una de las cosas que nosotros como proyecto hicimos fue no solamente la igualdad, la igualdad te da libertad porque tenés trabajo y podés decidir lo que querés hacer, porque sos jubilado y te atienden y te dan remedios, porque podés decir lo que quieras frente a una cámara de televisión, frente a un medio, escribir. Lo que tenemos que recuperar, y el Gobierno tiene que garantizar, es la libertad de los argentinos, la libertad de poder expresarse sin censuras, la libertad de poder escuchar a todos. Acordándome de la ley de medios, este es un ejemplo para que ustedes entiendan por qué envenenaron a la gente, le picaron la cabeza a la gente, diciendo que con la ley de medios iban a desaparecer determinadas señales de cable como “Todo Negativo” y otras cosas más. Fíjense, lo único que desapareció fueron los demás. Entonces, creo que este frente ciudadano debe tener como eje la libertad. Necesitamos trabajo porque el trabajo da libertad, necesitamos que ningún empleado público tenga miedo a ser echado por lo que piensa, por lo que dice o por dónde milita. ¿Qué es eso de que no se puede militar en la República Argentina? ¿Qué es eso de que los partidos políticos son estigmatizados? La libertad de volver a soñar porque para soñar finalmente, mis queridos compatriotas, para soñar y realizar una vida plena junto a nuestra familia, nuestros hijos y nuestros nietos, tenemos que tener libertad. Sin libertad es imposible soñar y los argentinos en estos 12 años hemos sido plenos de sueños pero también de realizaciones.
Libertad, libertad para volver a crecer, libertad para volver a trabajar, libertad para que cuando uno vaya a hacer una compra no sea una tortura. Libertad, en definitiva, para todos aquellos compatriotas que necesitan volver a creer que el Gobierno los cuida y no que los maltrata. Necesitamos que vuelvan a cuidar a los argentinos. Los argentinos se merecen ser cuidados.
Por eso quiero agradecerles la presencia aquí y no se hagan por mí ningún problema. Ya lo dije en una oportunidad, que había renunciado a tener fueros. No tengo miedo ni les tengo miedo. ¿Saben qué? Ya he sido honrada con el voto de todos ustedes y de muchísimos más y la única responsabilidad que siento como militante política es ayudar a que mis compatriotas vuelvan a vivir un poco mejor, que era lo que les habían prometido.
Respeto a la voluntad popular. Yo respeto a la voluntad popular. Pido también que quienes tienen responsabilidades de gobierno respeten y honren la voluntad popular a la que se comprometieron diciéndole que todos los días iban a vivir un poco mejor e iban a ser más felices. Gracias a todos y a todas. Los quiero mucho, los quiero mucho. Salió el sol. El sol siempre sale, aun cuando más nublado parezca, el sol siempre sale.
Escrito presentado por CFK ante el juez Bonadio por la causa “Dólar Futuro”
13 abril, 2016
Texto completo del discurso de CFK en el que llamó a la conformación de un Frente Ciudadano (vía P/12)
El Ojo con Dientes
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JUEVES, 14 DE ABRIL DE 2016
Un día muy particular
Publicado por Gerardo Fernández
Escribe Teodoro Boot
Sin ánimo de pillárselas de Nostradamus, uno puede con algún fundamento conjeturar que el miércoles 13 de abril de 2016 podría señalar un punto de inflexión en la política nacional.
¿Qué pasó?: Para citar uno de los zumbones titulares de Crónica TV: “Volvió Cristina y habló 1 hora y 10 minutos”.
Pero no se trató sólo de eso: lo hizo, bajo la lluvia, ante una inesperada multitud, que los más escépticos estimaron en cien mil personas y los entusiastas en trescientas mil. Como sea, una barbaridad, una –diríase en el barrio– bocha de gente que pocos esperaban.
Habló durante una hora y diez minutos en los que en materia de rating y espacio en las pantallas literalmente aplastó al simultáneo discurso del primer mandatario desde la ciudad de Salta, junto a un joven supervalor de estos tiempos de transformación y decadencia, un auténtico tonto capaz de definir el acto político más trascendente de los primeros meses del año, la movilización de cientos de miles de simpatizantes para recibir y apoyar a su líder, como “concurrir a prestar declaración con hinchada”.
Sólo en un país tan generoso una mediocridad de semejante calibre puede llegar a gobernar los destinos de una provincia.
Otro de los supervalores de estos tiempos fue agriamente insultado en el acto que tuvo lugar frente a los tribunales de Comodoro Py. Los exaltados fueron reprendidos por la ex presidenta: “Así no van a convencer a nadie”, dijo.
Hay críticas que son autocríticas. O, más bien, eso es la autocrítica. No la confesión, el público mea culpa que ansían los imitadores actuales de los interrogadores de la inquisición o el estalinismo metidos a falsos periodistas, sino el análisis y la reflexión sobre los eventuales errores que pudieron haberse cometido. Porque más que el arte de lo posible, la política es la estrategia para la victoria. Y cuando a lo que se llega es a la derrota, el remedio pasa por ver qué se ha hecho mal, pues los propios actos y la propia estrategia es todo lo que es posible modificar. Uno nunca puede modificar lo que hace el rival, y de nada vale quejarse de que sea más astuto, vil, acaso falaz; en cualquier caso, más hábil y capaz para llegar a dónde verdaderamente importa: el triunfo.
En diciembre –y muy especialmente en octubre–, el FPV llegó a la derrota por sus propios méritos, pero la solución no surge de la crítica feroz, ni del mea culpa, del ajuste de cuentas, de la defección o de la jactanciosa descalificación de las mejores virtudes de una fuerza política, tan propia de las mediocridades. Las soluciones provienen de una auténtica autocrítica, que como la mayoría de las cosas auténticas, suelen tener lugar en reserva, a media voz, fruto de una profunda introspección. Lo que de ninguna manera supone mortificación o arrepentimiento, flagelación, cilicio ni, mucho menos crucifixión. Bien sabemos que cuando de crucifixión se trata, quien acaba terminando en la cruz es el mejor de nosotros.
Durante una hora y diez minutos la presidenta (perdón: ex) habló. Y lo hizo como siempre, con una valentía y una decisión inusual en estos tiempos (y tal vez en todos). Y lo hizo desde el lugar que nunca debió haber abandonado, ni por descuido: no el de una "anomalía" sino el de una de las muchas “encarnaciones del movimiento nacional”. Que lo haya hecho desde Yrigoyen y no desde Artigas, pasando por San Martín y Rosas –otros de los grandes agraviados de nuestra historia– es apenas un detalle. Y un discurso político no es ni debe ser en ningún caso, una clase de historia.
Lo que la (¿ex?) presidenta dejó en claro es el lugar que ocupa, tanto ella como el movimiento político que expresa, en el largo camino de construcción de la independencia nacional, con sus avances y retrocesos, con sus victorias y siempre tan amargas y cruentas derrotas, plagadas de defecciones y decepciones.
La presidenta trazó una –con perdón de la redundancia– sintética sinopsis de la historia argentina del siglo XX y principios del XXI, que desarrolló con mayor amplitud en el escrito presentado antes el juzgado de Claudio Bonadío, que culminó con la llamada a la constitución de un frente cívico –o ciudadano o nacional– que defienda los derechos y la libertad adquiridas por los argentinos en el transcurso de la última década, reclamando a sus militantes que no hagan distingos entre las diferentes identidades ideológicas o políticas de sus eventuales o potenciales integrantes. La multitud respondió con una interesante (y auspiciosa) variación de una consigna emblemática del kirchnerismo: “Cristina, Cristina, Cristina corazón, acá tenés al pueblo para la liberación”.
Al pueblo.
Menuda diferencia: “los pibes” de la versión original suena simpático y a la postre legítimo –¿quiénes sino los jóvenes pueden marchar a la vanguardia de un proceso de liberación?–, pero cuando mentamos al pueblo ya hablamos de otra cosa.
Partidos políticos, organizaciones sociales, ONGes, sindicatos, comerciantes, empresarios, independientemente de cuáles hayan sido sus posturas en los años anteriores, son los llamados a integrar ese frente ciudadano y nacional, unido en base al objetivo de defender los derechos adquiridos por los argentinos, que ahora les están siendo conculcados.
Tal ha sido el llamado de Cristina Kirchner en su primera intervención pública desde el 9 de diciembre de 2015. La política, la construcción orgánica y política de ese llamado, ya dependerá de la sabiduría, sentido de la oportunidad, inteligencia y amplitud de quienes sean capaces de conducir y llevar adelante ese proceso que no vacilaríamos en llamar de reconstrucción del frente nacional de liberación, del movimiento político, social y cultural capaz de hacer de la Argentina una nación libre y de los argentinos un pueblo feliz.
Como sea que resulte, no es posible otra cosa que saludar este primer paso, la reaparición, en medio del erial del miedo, el escepticismo, la traición y la defección, de Cristina en la escena política nacional con un llamado a la constitución de ese frente de liberación. Debemos el acontecimiento al juez Claudio Bonadío.
En un acto que tal vez haya que agradecer a su –dicho en los múltiples sentidos del término–inconsciente, el juez acaba de realizar un último –casi diríamos que póstumo– aporte a la causa nacional que abandonó tempranamente en sus tiempos de estudiante de Derecho cuando, de cafetero del concejal Marcos Raijer pasó a desempeñarse como amanuense de Carlos Corach para, no bien recibido, y sin ni siquiera tiempo de obtener la matrícula profesional, ser designado nada menos que juez federal.
¡Gracias Claudio!
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jueves, 14 de abril de 2016
Siguen desesperados atacando al kirchnerismo las 24 horas. Alguien tiene que avisarles que gobierna Macri
En estos días parece natural decir cualquier boludez y darla por cierta, para lo cual es indispensable hacerse el indignado y gritarlo.
Imagínense, De la Rúa negando ayer que hubo muertos en Plaza de Mayo el día que se fue en helicóptero. Increpándolo al periodista que lo afirmaba de tergiversar la historia. Todo esto mientras manifestaba su conformidad por lo hecho por el gobierno de Macri a quien votó.
Cuando todo país desarrollado presenta hoy un déficit significativo, la anterior administración dejó un 2.2, pero un 2.1 de crecimiento para el año 2105 (cuando el FMI auguraba un 0,3 %), con un Anses repleto de guita que denuncian vaciado mientras mienten descarada y sucesivamente con el número del citado déficit.
Una inflación a la baja, el desempleo con escaso porcentual y el salario más alto de latinoamérica.
A eso lo llaman una y otra vez "la pesada herencia" y la acusan de ser causante de la basofia que están gestionando.
De manera que al menos se hacen cargo de que es una basofia, aunque pretenden disimularla echando la culpa a su odiado predecesor.
Tan odiado que solo hablan de él.
Hay que ser muy mediocre para gastar el día en criticar al motivo de todos sus odios sin dar lugar alguno a ponderar alguna medida destacable del gobierno propio.
Y es que no la hay, todo esto que llevan a cabo es una gran estafa, es no más que agua para el molino de su voracidad y sed para los que laburan.
Este espantoso gobierno, sus seguidores más fieles y todo el vasto periodismo coimeado sangró ayer y se cagó en las patas aunque se hagan los bravucones.
Están muy preocupados por bajarle el precio al acto y estimar a la baja la cantidad de asistentes. Como si ellos pudieran convocar más de mil, con toda la furia.
Contra-acto de Cambiemos
Y luego están los que hablan y no hacen más que hablar porque nunca hicieron nada. Y nunca mejor aplicada la palabra nada como en este caso.
Cada día había una nueva escuela edificada, un satélite de última generación en el aire, una fábrica en ampliación, un programa social que celebrar.
Hoy celebran semejante gol en contra para la población, como el éxito que será para viejos coimeros como el de la foto, el abultar significativamente sus bolsillos en tanto la aplicación de esta mega deuda en marcha con la venia de propios y traidores.
Mientras tanto, ese asqueroso de radio Buitre que cambió la casi nula cuota de dignidad que podía quedarle por la fortuna que le puso sobre la mesa el conglomerado de medios más corrupto de la Argentina (ese que aparece en toda olla de cuentas offshore que se destapa) estaba que explotaba por la ausencia de represión de parte del gobierno hacia quienes se reunían ayer a escuchar a la única dirigente política argentina capaz de convocar multitudes.
El kirchnerismo está acabado aseguran. Nunca vi una dedicación tan pero tan intensiva hacia alguien que está a punto de fenecer.
Hace más de cuatro meses que gobierna otro, alguien se los tiene que avisar.
Ayer, el conductor de Intratables decía que por qué tanto furor en tanto que lo que hizo Cristina puede reducirse a nomás que administrar bien los recursos del país.
Alguien les tiene que avisar a estos brutos que gobernar no es como administrar un consorcio. Gobernar es tomar decisiones para que esos recursos vayan más acentuadamente a manos de los sectores populares, del trabajo, o vayan a manos de los acaparadores y parásitos de la renta y de las finanzas tal como ahora se está haciendo, por ejemplo.
Mientras tanto, el primer mundo con que se llenan la boca; un primer mundo que no pasan por la televisión y que protesta masivamente en Francia, en Roma, en Londres, contra el ajuste, no es medido por los Leuco que podrían asegurar viendo la manifestaciones que no es todo el país el que sale a las calles. Así de comemierdas son. Así será de oscuro que ellos mismos se están tejiendo.
Publicado por Daniel