El caso Majul, sus operaciones, sus mentiras y estrategias fraudulentas. Su engaño a la buena voluntad (si es que la tuvieran) de sus propios seguidores nos hace pensar que la derecha tuvo un sueño de eternizarse en el poder en Argentina. Es que no había manera de bajarlos! Pensemos en cómo se veían, con los medios que influyen al 90% de la ciudadanía, con la justicia invadida y manipulada, con los opositores perseguidos y desarticulados y con el establishment local e internacional a favor. Tenían la sartén por el mango y a todo el resto saltando en aceite hirviendo. Era el paraíso de la derecha, de la derecha argentina que no tiene ningún compromiso con la democracia, el republicanismo, ni las libertades, la derecha de los golpes, de las prescripciones, de la entrega económica. La misma que vio con ojos desorbitados cómo su máximo referente ideológico (si le cabe), un empresario arribista y acostumbrado a la transfugueada chocaba la calesita. En efecto no podían creer que todo ese inmenso poder se echara por el vertedero. Pero así fue. El presidente italiano de los argentinos lo hizo aunque no sin antes super-enriquecerse.
Hizo todo tan mal políticamente que no logró la reelección con todo lo que torcieron para llevársela. Con fraudes, aportes encubiertos, candidatos cooptados o cohesionados según el caso, limpiaron el camino pero no alcanzó. Qué enorme desazón!
El resultado es que los dejó colgados del pincel pero no pueden desprenderse, cómo desentenderse de un tipo que enarbolaron tanto que se lleva el 30% de los votos de la derecha anti peronista, gorila tal vez, pero es una base que apabulla. Y los defraudados propios se comen el garrón. Cayeron de sueños de quedarse para siempre a tratar de mantenerse de pie sobre un suelo incierto como ese flan de un comunicador adicto que hizo famosa una metáfora incomprensible. En fin. Un sueño se terminó.
Ixx, jun20
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