Caminar por la calle en tiempos de estos advenedizos improvisados que han llegado al poder en Argentina gracias al apoyo incauto y perverso de millones de votantes es frustante. Uno se siente solo porque mira alrededor y no puede dejar de pensar que casi todos los que se cruza en el camino son como ellos. De vez en cuando aparece uno que otro "arrepentido" y uno se ilusiona pero esta emoción dura muy poco, solo se lamenta por la situación personal, de un desatino, pero nunca de haber llegado hasta aquí. Es lo mismo que nada, queda la certeza que más temprano que tarde si salimos de ésta, volveremos a chocar con la misma piedra. Ixx, set2024