Medios partidarios
Vamos a suponer que el órgano de difusión de un partido político de izquierda (son los más habituales en papel de distribución popular) o tal vez anarquista, no viene al caso el detalle, de pronto se encontrara con un detenido de sus propias filas. Es probable que ese medio se situara a la defensa de su compañero y esto lo hemos visto muchas veces en detenidos por ejemplo en marchas o protestas. Siempre tras la noticia habría un sesgo partidario por supuesto y una cierta honestidad en la defensa de los ideales compartidos. Todo esto sería bastante lógico y coherente si se quiere.
Pero sucede que el partido que nos gobernó estos últimos cuatro años tuvo sus principales plumas en los medios más masivos del país que nunca enunciaron su pertenencia a la derecha patricia, ni una línea en sus portadas nos advierte qué ideales representan porque justamente intentan aparentar una neutralidad absolutamente falsa. Aquí nace la contradicción: sus argumentos para arremeter contra los opositores que por lo general son partidos populares, se basan en el combate contra la corrupción, contra el narcotráfico, en el rotulado de los enemigos (si, enemigos porque no tienen contrincantes ni opositores) y en esto basaron sus líneas principales y de pronto sucede algo... Un funcionario (que no es el único, sino solo un ejemplo) es detenido y como medios deben comunicarlo pero no pueden ocultarlo pero se intenta mimetizar su imagen para que la gente no recuerde que se trata de un participante importante de la campaña presidencial del gobierno que se fue, un tipo con muchos contactos y hasta probable aportante con todo lo que implicaría el origen turbio del dinero. Pero estos medios partidarios no pueden ser coherentes, no hay una ética que defender ni una ideología que justifique tanta complacencia, no les cabe en tiempos de tanta liquidez y les queda apenas el rol de cómplices, de partícipes necesarios que al fin al cabo por allí habrá que buscar las explicaciones de este último ciclo de saqueo al país.
IXX, dic19
Pero sucede que el partido que nos gobernó estos últimos cuatro años tuvo sus principales plumas en los medios más masivos del país que nunca enunciaron su pertenencia a la derecha patricia, ni una línea en sus portadas nos advierte qué ideales representan porque justamente intentan aparentar una neutralidad absolutamente falsa. Aquí nace la contradicción: sus argumentos para arremeter contra los opositores que por lo general son partidos populares, se basan en el combate contra la corrupción, contra el narcotráfico, en el rotulado de los enemigos (si, enemigos porque no tienen contrincantes ni opositores) y en esto basaron sus líneas principales y de pronto sucede algo... Un funcionario (que no es el único, sino solo un ejemplo) es detenido y como medios deben comunicarlo pero no pueden ocultarlo pero se intenta mimetizar su imagen para que la gente no recuerde que se trata de un participante importante de la campaña presidencial del gobierno que se fue, un tipo con muchos contactos y hasta probable aportante con todo lo que implicaría el origen turbio del dinero. Pero estos medios partidarios no pueden ser coherentes, no hay una ética que defender ni una ideología que justifique tanta complacencia, no les cabe en tiempos de tanta liquidez y les queda apenas el rol de cómplices, de partícipes necesarios que al fin al cabo por allí habrá que buscar las explicaciones de este último ciclo de saqueo al país.
IXX, dic19
