Amia, la Trafic fantasma en Pájaro rojo
Hubo una Trafic señuelo, sí. Pero nunca hubo una Trafic-bomba ni nada que se le pareciera en la calle Pasteur al seiscientos aquella aciaga mañana del lunes 18 de julio de 1994 pasadas las 9.50.
AMIA – TRAFIC FANTASMA.
Desesperación sionista por conferirle una materialidad que nunca tuvo
Publicado por Juan José Salinas
Fuente: http://pajarorojo.com.ar/?p=34360
El sionismo de derecha (el único que existe en la actualidad) está desesperado por enterrar definitivamente y para siempre cualquier posibilidad de que se establezca quienes y por qué volaron la Embajada de Israel y la AMIA, con un saldo de 107 muertos y centenares de heridos. Tiene cómplices incluso entre los deudos que mantienen contra viento y marea y toda evidencia (sin permitirse en público siquiera la sombra de la duda) el mito -más bien, el timo preparado por los asesinos- de la camioneta-bomba piloteada por un kamikaze libanés teledirigido por malvados ayatolás iraníes. Un embuste que no termina de ser impugnado -¿por qué será?- pasado casi un cuarto de siglo por prestigiosos organismos que son subvencionados por ONGs de los Estados Unidos.
La AMIA, ahora conducida por un desvergonzado Agustín Szbar (que en su momento fue archienemigo del fiscal Nisman y luego se sumó al coro plañidero de sus “viudas”) sirve al consenso yanqui-israelí hasta el punto de que exhibe ahora en el hall de la mutual una Trafic quemada, intervenida, cuando no hay un solo testigo fiable que haya visto un vehiculo semejante cerca de la AMIA en aquella aciaga mañana del lunes 18 de julio de 1994. Trafic que, de haber existido se habría volatilizado, hasta el punto de que el Departamento de Explosivos de la Superintendencia de Bomberos de la Policía Federal sólo pudo exhibir restos que en total apenas eran un 13% de un vehiculo de ese modelo, con el agravante de que pertenecían como mínimo a dos vehículos distintos y la bomba de nafta que se mostró, determinaron los peritos, era nueva, sin uso, virgen.
Escribe la artista plástica Eugenia Ana Bekeris:
Hace años se debate como mostrar el horror. Es una banalización, una trivialización, presentar una Trafic cuando está discutida, puesta en duda, no se supo qué quedó ella; una parte atravesó el cuerpo de una persona. Me parece brutal hacer como si estuviese (ahí) un elemento de la escena del crimen porque de ese modo, si se puede “recrear esta Trafic” , se pueden recrear otros elementos del atentado que permanece sin justicia hace 23 años.
Es muy delicado, hay temas que no permiten estos juegos dentro del arte contemporáneo, porque pueden tergirversar la verdad , crear falsedad en el imaginario colectivo, Puedo asegurarle que si usted hubiese sido testigo durante ya tres años de lo que acontece en el Juicio de Encubrimiento al Atentado de la Amia, tan oscuro, donde impera la corrupción de distintas bandas con sus abogados, desde la policía bonaerense, el juez galeano, los testigos infiltrados, los representantes de la Comunidad judia… meterse con la Trafic, me parece sinceramente un despropósito.
No hay un solo detenido, Si se quiere discutir este atentado hay que hacerlo con mucho cuidado, No se si la Trafic luce asi o si fué recreada por el artista. No me parece una estrategia bienvenida para ninguna discusión. Existe un debate ético en el arte por décadas, y quién atraviesa este debate sin precaución cae sin dudas en la banalización del hecho.
La verdad es todavía peor de lo que la pinta Bekeris. El cadaver del portero Tito Díaz fue groseramente secuestrado y manipulado y el amortiguador de Trafic le fue introducido a través del hueco de una axila o sobaco y hacia el cuello de manera manual y/o por medios mecánicos, tal como demostró hace mucho el ahora enmudecido Gabriel Levinas y quien escribe. Tal como sospecha Bekeris, la supuesta intervención artistica solo pretende fijar en el inconsciente del público la imagen de un supuesto vector de los explosivos que sencillamente no existió jamás.
AMIA – TRAFIC FANTASMA.
Desesperación sionista por conferirle una materialidad que nunca tuvo
Publicado por Juan José Salinas
Fuente: http://pajarorojo.com.ar/?p=34360
El sionismo de derecha (el único que existe en la actualidad) está desesperado por enterrar definitivamente y para siempre cualquier posibilidad de que se establezca quienes y por qué volaron la Embajada de Israel y la AMIA, con un saldo de 107 muertos y centenares de heridos. Tiene cómplices incluso entre los deudos que mantienen contra viento y marea y toda evidencia (sin permitirse en público siquiera la sombra de la duda) el mito -más bien, el timo preparado por los asesinos- de la camioneta-bomba piloteada por un kamikaze libanés teledirigido por malvados ayatolás iraníes. Un embuste que no termina de ser impugnado -¿por qué será?- pasado casi un cuarto de siglo por prestigiosos organismos que son subvencionados por ONGs de los Estados Unidos.
La AMIA, ahora conducida por un desvergonzado Agustín Szbar (que en su momento fue archienemigo del fiscal Nisman y luego se sumó al coro plañidero de sus “viudas”) sirve al consenso yanqui-israelí hasta el punto de que exhibe ahora en el hall de la mutual una Trafic quemada, intervenida, cuando no hay un solo testigo fiable que haya visto un vehiculo semejante cerca de la AMIA en aquella aciaga mañana del lunes 18 de julio de 1994. Trafic que, de haber existido se habría volatilizado, hasta el punto de que el Departamento de Explosivos de la Superintendencia de Bomberos de la Policía Federal sólo pudo exhibir restos que en total apenas eran un 13% de un vehiculo de ese modelo, con el agravante de que pertenecían como mínimo a dos vehículos distintos y la bomba de nafta que se mostró, determinaron los peritos, era nueva, sin uso, virgen.
Escribe la artista plástica Eugenia Ana Bekeris:
Hace años se debate como mostrar el horror. Es una banalización, una trivialización, presentar una Trafic cuando está discutida, puesta en duda, no se supo qué quedó ella; una parte atravesó el cuerpo de una persona. Me parece brutal hacer como si estuviese (ahí) un elemento de la escena del crimen porque de ese modo, si se puede “recrear esta Trafic” , se pueden recrear otros elementos del atentado que permanece sin justicia hace 23 años.
Es muy delicado, hay temas que no permiten estos juegos dentro del arte contemporáneo, porque pueden tergirversar la verdad , crear falsedad en el imaginario colectivo, Puedo asegurarle que si usted hubiese sido testigo durante ya tres años de lo que acontece en el Juicio de Encubrimiento al Atentado de la Amia, tan oscuro, donde impera la corrupción de distintas bandas con sus abogados, desde la policía bonaerense, el juez galeano, los testigos infiltrados, los representantes de la Comunidad judia… meterse con la Trafic, me parece sinceramente un despropósito.
No hay un solo detenido, Si se quiere discutir este atentado hay que hacerlo con mucho cuidado, No se si la Trafic luce asi o si fué recreada por el artista. No me parece una estrategia bienvenida para ninguna discusión. Existe un debate ético en el arte por décadas, y quién atraviesa este debate sin precaución cae sin dudas en la banalización del hecho.
La verdad es todavía peor de lo que la pinta Bekeris. El cadaver del portero Tito Díaz fue groseramente secuestrado y manipulado y el amortiguador de Trafic le fue introducido a través del hueco de una axila o sobaco y hacia el cuello de manera manual y/o por medios mecánicos, tal como demostró hace mucho el ahora enmudecido Gabriel Levinas y quien escribe. Tal como sospecha Bekeris, la supuesta intervención artistica solo pretende fijar en el inconsciente del público la imagen de un supuesto vector de los explosivos que sencillamente no existió jamás.
Una muestra de arte en AMIA