Si pasa pasa.

La cuestión del correo que por estos días tiene preocupado al gobierno (máxime por tratarse de un año de elecciones) es una muestra más de la estrategia a que nos tiene acostumbrados de hacer las cosas y luego disfrazarlas con mentiras y resguardarlas detrás del enorme muro comunicacional que la derecha ha levantado delante de su proyecto político en curso. Si la opinión pública se moviliza o se indigna o si el acto en cuestión se torna negativo en las encuestas a las cuales son muy sensibles, no se descarta recular como lo han hecho en tantos otros temas, como por ejemplo en los aumentos de tarifas en 2016.
En el transcurso, lógicamente salen a defender sus posturas desde todos los flancos posibles porque no van a resignar así nomás cualquiera de sus atropelladas y ya estarán en primera línea los trolls para agitar desde las redes sociales, los periodistas obsecuentes retorciéndose en su irrealidad para confundir y persuadir a la enorme feligresía cambista y la línea política que alineados detrás del jefe de gabinete salen a balbucear inconsistencias vergonzosas uno tras otro. Cuando esto ocurre uno siente vergüenza de ser gobernado por estas marionetas y de ser representado, ni hablar. Por cierto olvidaba el esfuerzo de los sectores judiciales que desde fiscalías varias hacen la vista gorda mientras estos elefantes pisotean margaritas ante sus narices y desde otros sectores militantes de la primera línea salen a perseguir opositores con denuncias, citaciones y cuánto recurso puedan manotear para llevar la atención para otro lado.
Pero que no vengan a decirnos que el presidente no estaba al tanto, que se les ocurrió a algunos allegados del gabinete, ¿qué pensaban? ¿que setenta mil millones serían un lindo regalo de cumpleaños? O tal vez esperaban que en esto también la gente fuera permisiva y aceptara callada otro atropello.
La estrategia es si pasa pasa, y no pasó está vez.

Ixx, feb2017


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