Transportes de colores

Cuenta la leyenda que allá por los años sesenta los peronistas proscriptos miraban al cielo a la espera de un avión negro que traería de regreso al general Perón, luego en la década de los setenta se hablaba de los Falcon verdes que demás está decir significaban la oscuridad y el terror que atravesó el país. Quien sabe por qué, tal vez por ser el primer vehículo moderno de su tipo producido en el país, la camioneta utilitaria Trafic se apropió del nombre genérico de las "combis" y pasó a ocupar la fantasía popular en más de una ocasión, tal el caso que nos ocupa aqui que es la temible Trafic blanca del 19 y 20 de diciembre de 2001.
Las jornadas decisivas de diciembre de aquel año fueron de una enorme incertidumbre; a los saqueos generalizados a los comercios e hipermercados lanzados casi en simultáneo en todo el país pero especialmente en la provincia de Buenos Aires  le acompañó una campaña de rumores que iban desde los mencionados saqueos a las hordas que ingresaban a los barrios privados como una suerte de revolución proletaria bolchevique y a las casas ya como invasiones bárbaras por lo cual los propios vecinos "informados" y atemorizados se armaron su defensa bloqueando calles con barricadas y muros de fuego quemando neumáticos en las bocacalles. Recuerdo que caminando por un barrio del conurbano les pregunté a unos vecinos con palos en las manos frente a su barricada de qué se prevenían y me dijeron "del barrio de enfrente", solo crucé la calle y les pregunté a los otros que respondieron lo mismo; así funcionan estas cosas, la mínima chispa hacía volar todo.
Las noticias que llegaban de los medios no eran demasiado alentadoras, el periodismo no se caracteriza por ayudar a comprender los fenómenos sino más bien todo lo contrario y se comenzaron a correr voces que de boca en boca llevaban las últimas novedades: que tal barrio se levantó, que había una batalla campal en tal otro, que ingresaron a un country y el mito de la trafic blanca que recorría los barrios...
Se trataba de algo así como un grupo comando que llegaba, tomaba por asalto y saqueaba cuadra por cuadra, era un relato inverosímil porque la misma camioneta estaba en Morón, en Valentín Alsina o en Tigre y uno debía pensar en un ejército autotransportado equipado con decenas de móviles, en un caso magnificado o en un simple y malintencionado rumor.
La cuestión de la trafic blanca quedó en un segundo o tercer plano luego de las muerte en los alrededores de Plaza de Mayo, del helicóptero y el desfile de presidentes que sucedería pocos días después pero mi recuerdo de haber pasado esa dos jornadas en el conurbano bonaerense está totalmente invadido por aquellas zozobras, esa sensación de estar bajo ataque que se supo instalar de manera coordinada y sincronizada desde quién sabe qué usinas de pensamiento (hay varios nombres sospechosos) pero es un interesante ejercicio recordarlo mientras uno piensa en "La guerra de los mundos" no ya en la obre literaria de HG Wells sino en la representación radial de Orson Wells con su público acorralado y cautivo de su propio miedo a la espera de la llegada de enormes naves interplanetarias o de una camioneta de aparente inocencia y del color de la pureza.

IXX, dic2016

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