La Trafic en el caso AMIA

AMIA – DESAFÍO. A debate público a cualquiera que sostenga el embuste de la Trafic-bomba

Juan José Salinas17/12/2016AMIA, Atentados, Política internacional, Política nacional

La contumacia de “investigadores” dispuestos a “probar” como sea la existencia de una supuesta camioneta-bomba que nunca estuvo en la calle Pasteur al seiscientos el infausto lunes 18 de julio de 1994 a las 9.53 sino que fue un señuelo plantado por los asesinos para desviar la investigación hacia una via muerta me tiene de pésimo  humor. Y es que sostener la verdad contra viento y marea no ha proporcionado réditos y si perjuicios. Por ejemplo, haber perdido mi empleo como investigador del Archivo Nacional de la Memoria a principios de este año, echado por orden del nuevo secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj, un hombre afín al reo Beraja que reporta directamente al sionismo israelí, violador sistemático de los derechos humanos.

Estoy de mal humor, digo, no porque dude de seguir sosteniendo un proceder recto, sino porque no desconozco que las más de las veces el portador de malas noticias, el mensajero, es maltratado, y a veces hasta asesinado. Y yo, qué duda cabe, soy portador de malas noticias: que los atentados fueron hechos con el concurso de altos oficiales de la Brigada de Explosivos, encargados desde el entorno del entonces presidente y ejecutados tanto con la complicidad tanto de la SIDE como de los servicios secretos israelíes, algo que casi nadie quiere siquiera escuchar. Se trató, como en el caso del derribo del Boeing de PanAm sobre la aldea escocesa de Lockerbie a fines de 1988, de un ataque con doble propósito. Por un lado, lo instigaron mafiosos que querían recuperar el dinero que consideraban les pertenecía, productos del tráfico de drogas y de armas. Por el otro, lo hicieron en sociedad con agentes israelíes que querían y casi logran cortar las relaciones entre la Argentina e Irán, que había reemplazado como gran cliente de los granos argentinos a la disuelta Unión Soviética. Téngase en cuenta que en el ataque a la Embajada de Israel solo murieron tres empleados israelíes y la mujer del vicecónsul, y que en el ataque a la AMIA no murió ningún israelí, y que el único presente es claro sospechoso de haber participado de la operación.

Desafío a cualquiera a debatir estos asuntos en público.


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AMIA. Enésimo intento de certificar la existencia de la supuesta Trafic-bomba que no fue más que un señuelo cazabobos / 1

Juan José Salinas16/12/2016AMIA, Atentados, Política nacionalAMIA, Gendarmería Nacional, rnarme, Trafic

Lo adelanta Claudio G. Goldman al final de su crónica de la audiencia nº 67 del juicio a los acusados de desviar la investigación tendiente a identificar a quienes mataron a 85 personas hacia una pista falsa, protegiendo a los asesinos. Además de escribir la página EMET Digital, Goldman escribe para Iton Gadol, el boletín de la Agencia Judía de Noticias (AJN) cuyo dueño es Daniel Berliner, ex vocero de la AMIA, lo que lo condiciona. Es verdad que si no fuera por él, por Goldman, sabríamos todavía menos de este juicio que, con la aquiescencia del tribunal, del poder político y de los grandes medios, se desarrolla en condiciones deplorables de secreto (en esta audiencia, como cada vez que declara un ex agente de la SIDE, se impide la presencia de periodistas) más propias del cultivo de champiñones (oscuridad, humedad y estiércol) que de la búsqueda de una verdad incómoda. Pero también es cierto que Goldman siempre que puede apuntala la fétida Historia Oficial y al reo Rubén Beraja, al que sigue viendo como el máximo prócer del judaísmo argentino. Hasta el punto de que, comentando el careo al que Beraja fue sometido con el periodista Raúl “Tuni” Kollmann (en el que éste resultó claramente ganador) comentó (cito de memoria) que Kollmann estaba demasiado tranquilo para resultar creíble.

Al final de su crónica de la audiencia realizada hoy en los sótanos de Comodoro Py, Goldman adelanta que los fiscales…

…  anticipan que una pericia confirmó la (existencia de la) Trafic (bomba). Durante la audiencia de hoy, jueves, del juicio oral y público por encubrimiento de autores o cómplices del atentado a la AMIA, fuentes de la Unidad Fiscal de Investigación, que encabezan Sabrina Namer, Roberto Salum y Leonardo Filippini, adelantaron en exclusiva a EMET “La Verdad de la Gente” que en las próximas horas publicarán un informe pericial de Gendarmería Nacional que confirmó la existencia del coche-bomba. Se trata de un examen de esquirlas metálicas extraídas en su momento de los cuerpos de varias de las 85 víctimas del ataque terrorista del 18 de julio de 1994, pero recuperadas recién este año, cuya estructura y composición concuerdan con piezas de una camioneta Trafic halladas en el lugar y peritadas en 2002. La novedad ratifica la conclusión alcanzada por diversas instancias judiciales y termina de dar por tierra con otras hipótesis que todavía se manejan sobre la materialidad del hecho, como que la bomba habría estado en un volquete o dentro del edificio comunitario.

Además de estar penetrada por la CIA y la DEA, Gendarmería es el coto del segundo comandante Osvaldo Laborda que se hizo obscenamente rico dibujando las “pericias” de ambos atentados. ¿Qué quiere decir que los pedazos de metal “concuerdan” con los de una Renault Trafic? Desde hace dos décadas sabemos que el volquete despidió metralla que cribó el Renault de Daniel Joffe, el camioncito de pan Sacaan y otros vehículos. Lo lógico es que se hayan utilizado piezas de una Trafic para la metralla de la bomba que explotó en ese contenedor, pero aun así no me molestaría jugarme el pellejo apostando a que el pedazo de chapa azul que casi le secciona un brazo a Rosa Montano (la mamá del purrete Sebastián, que el bombazo mató) NO era de Trafic. Porque si lo hubiera sido, lo hubieran peritado enseguida. Y ni Galeano ni Nisman nunca quisieron peritar nada.

¿Dónde estuvieron esos pedazos de metal durante 22 años largos? ¿Quien puede garantizar que sean los mismos que se extrajeron de los cuerpos de muertos y heridos? Acaso se olvidan que la Brigada de Explosivos del Cuerpo de Bomberos de la PFA (involucrada en el atentado hasta la coronilla) en complicidad con el juez Galeano y los fiscales Mullen y Barbaccia y periodistas vinculados a la repartición hicieron explotar “por izquierda” una Trafic en un campo de Azul (“pericia” que luego fue bochornosamente incorporada a la causa por el juez prevaricador). ¿Dónde están esas piezas? ¿No serán las ahora peritadas?

A la espera de que nos lleguen las versiones de Apemia y Memoria Activa, transcribimos la crónica de Goldman, no sin antes recordar que el agente Molina Quiroga estaba tan cerca del entonces presidente Menem que algunos lo consideraban su valijero. Y que el taxi boy y confidente de los servicios de inteligencia de Brasil Wilson Dos Santos advirtió en todas partes que el segundo atentado, como el primero, se iba a producir en un edificio que estaba en refacciones.

Es elementalque para embestir un ediicio y derribarlo, que esté o no en refacciones es inocuo.

En cambio, si se quiere introducir explosivos adentro, ofrece una inmejorable oportunidad.

Foto: Lo que la Brigada de Explosivos de los bomberos de la PFA dice haber encontrado en el lugar. No llega al 13 por ciento de un supuesto vehículo y había piezas del al menos dos vehículos (y una bomba de nafta virgen, por la que nunca había pasado combustible).

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Audiencia Nº 67, 15/12/16

Ex espía ratificó que entregó un celular para Telleldín


Se reanudó hoy, jueves, el juicio oral y público por encubrimiento de autores o cómplices del atentado a la AMIA con la declaración de más de tres horas -sin público ni prensa- del ex agente de la “Sala Patria” de la desaparecida Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) Carlos Molina Quiroga, cuyo testimonio estaba previsto hace tres semanas, pero debió ser pospuesto debido a que se encontraba de viaje.

Según pudo reconstruir EMET “La Verdad de la Gente” de fuentes presentes en la audiencia, éste ratificó haber entregado, el 5 de julio de 1996, un teléfono celular en el Juzgado en lo Criminal y Correccional Federal N° 9, entonces a cargo de Juan José Galeano, que luego le fue provisto al último poseedor conocido de la camioneta-bomba, Carlos Telleldín, a quien a través del mismo, su entonces concubina, Ana María Boragni, le confirmó que había cobrado la primera cuota de 200.000 dólares de fondos reservados de la SIDE para que firmara la indagatoria en la cual afirmó que les había entregado la Trafic a policías bonaerenses.

El testigo aclaró que siguió las directivas del entonces jefe operativo de Sala Patria, el ya fallecido mayor retirado del Ejército Alejandro Brousson, quien estaba imputado en esta causa, pero se desdijo parcialmente de sus declaraciones anteriores en el juicio anterior (29 de octubre de 2003) y en la instrucción de esta causa (21 de mayo de 2004). Según el archivo de EMET “La Verdad de la Gente”, en la primera oportunidad precisó que le dio el teléfono a la secretaria privada del destituido juez y que no vio al imputado.

Además, después de ver por televisión el video de la conversación entre Galeano y Telleldín “pregunté qué había pasado y todos mis compañeros de la base que habían participado de la operación (por Brousson, el agente Luis ‘Pinocho’ González y el ex jefe de Sala Patria, Patricio Finnen) me confirmaron lo del pago” para que Telleldín relatara lo que le decía a la prensa, declaró Molina Quiroga.

También explicó que ese tipo de procedimiento implica su no divulgación.

Asimismo, en esta causa, el ex agente inorgánico de la SIDE Julio César Posse, alias “Gitano”, contó que ese día, alrededor de las 9.30 hs., se encontró con el testigo en Tribunales y luego de 45 minutos recibió una llamada a un celular que Brousson le había encomendado conseguir.

Se lo dio a Molina Quiroga, quien se lo devolvió media hora después, y su intervención terminó antes del mediodía.

Incluso, en la instrucción se hizo un careo entre ambos porque había algunas diferencias en sus versiones de los hechos, y Posse quedó mejor parado.

En tanto, Brousson había declarado que Molina Quiroga atendió el llamado de Boragni, en un procedimiento acordado con el juez.

Por otra parte, Molina Quiroga estuvo a cargo de la oficina de enlace con la Cancillería y en base a información recibida de sus agentes en Italia supo que, a principios de julio de 1994, el presunto agente de inteligencia brasileño Wilson dos Santos visitó al menos tres veces el consulado argentino en Milán para entrevistarse con su entonces titular, Norma Fasano, y advertirle acerca de un inminente atentado en una institución judía en refacción, pero ésta no le prestó atención.

El denunciante también concurrió a los consulados de Brasil e Israel, con igual suerte, y tras el ataque a la AMIA volvió a la representación nacional.

Dos años después, el ex espía habló telefónicamente con Fasano, quien ratificó que mantuvo entrevistas con Dos Santos antes y después del 18 de julio de 1994.

El testigo declaró al respecto en el juicio anterior e incluso siete meses antes, en el proceso por falso testimonio contra el brasileño, que con el tiempo había atribuido la precisión de su advertencia a una casualidad, en su afán de conseguir dinero y notoriedad, ya que carecía de toda información al respecto.

Hoy, Molina Quiroga confirmó su conversación con la ex cónsul y rechazó la posterior desmentida de Dos Santos, a la cual calificó de totalmente inverosímil porque incluso negó cosas que estaban documentadas.

Al término de su testimonio y ante algunas diferencias con lo declarado por el ex espía Isaac García, el abogado de Laura Alché de Ginsberg, Martín Alderete, pidió un careo entre ambos, el cual fue apoyado por otros acusadores y defensores.

Acto seguido, Enrique Manson, letrado de Boragni, desistió de dos testigos, Ramos y Raúl Godoy, vinculados con una distribuidora que probaría que ella destinó el dinero cobrado por Telleldín a la compra de un puesto de diarios para usarlo como fuente de ingresos de su familia.

(Nota del E.: Se trata del mismo kiosko en el cual una pareja de Sandra Arroyo Salgado dijo haber obtenido un ejemplar de la revista Noticias en la que una foto del fallecido fiscal Nisman habría tenido un círculo de tinta negra sobre la frente).

Pese a que había tiempo para que Galeano ampliara su indagatoria para responder preguntas pendientes del presidente del Tribunal Oral Federal N° 2, Jorge Gorini, sobre intercepciones telefónicas al sospechoso empresario descendiente de sirios Alberto Jacinto Kanoore Edul y quizás algunas otras cuestiones, que según le anticipó a

EMET “La Verdad de la Gente” le llevará de dos a tres horas, ello fue postergado para el lunes, después de la declaración de Héctor Méndez y el periodista Eduardo Cura, o el jueves.

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AMIA. Enésimo intento de certificar la existencia de la supuesta Trafic-bomba que no fue más que un señuelo cazabobos / 2

Juan José Salinas16/12/2016AMIA, Atentados, Política nacionalAMIA, Fiscales, Trafic, UFI

No había terminado de subir la nota anterior cuando me llegó este despacho de la agencia Télam. Realmente, no entiendo como se puede creer sin más que los fragmentos metálicos hayan aparecido veintidós años después adentro de un balde en una dependencia de la Federal y no hayan sido manipulados. ¿Qué garantía hay de que no sean los restos de la Trafic hecha explotar en un campo de Azul por la Brigada de Explosivos de la Federal, involucrada  hasta la coronilla en el desvió de la investigacióny posiblemente también en la postura de las bombas (si no ¿por qué fue asesinado el bombero Alberto Cánepa Carrizo?) Es bueno recordar que según declararon en el juicio principal quienes eran jefes y subjefe de los Bomberos de la PFA al momento de los bombazos (los comisarios Omar Rago y Roberto Corsetti) el pedazo de motor que los israelíes iban a encontrar entre los escombros de la mutual al anochecer del lunes 25 de julio había estado antes, el martes 19 y/o el miércoles 20 en dependencia de la Brigada de Explosivos del cuerpo, en el Departamento Central de Policía, sobre la calle San José. Y que la Brigada, ya lo hemos dicho,  tiempo después hizo explotar una Trafic para “demostrar” que lo que había explotado en la calle Pasteur había sido una Trafic similar (aunque se hizo un video se omitió mostrar que la camioneta no se disolvió en el aire como pretenden que si lo hizo la que se habría estrellado contra el portón de entrada de la AMIA). Para no hablar del venal perito Osvaldo Raffo, el mismo que no encontró rastros de torturas en los cuerpos martirizados de Osvaldo “El viejo” Cambiasso y Eduardo “Carlón” Pereyra Rossi, secuestrados en Rosario en 1983, torturados  y asesinados por el subcomisario Luis Abelardo Patti y su banda. En fin: no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Encuentran nuevas pruebas que consolidan la hipótesis de Nisman del uso de una Trafic en el atentado a la AMIA


La Unidad Fiscal (UFI) que investiga el atentado a la AMIA encontró nuevos elementos que respaldan la hipótesis del fiscal Alberto Nisman de que se utilizó una Trafic como coche-bomba en el ataque terrorista de julio de 1994.

Los fiscales detectaron la existencia de restos metálicos que habían sido sustraídos del cuerpo de varias personas fallecidas en el atentado y, tras analizarlos, concluyeron que coinciden con piezas de la camioneta Trafic recogidas en el lugar y peritadas en 2002.

Los restos encontrados son esquirlas metálicas recogidas por los miembros del Cuerpo Médico Forense que realizaron las autopsias de las personas que murieron en el atentado, lo que quedó documentado en un video (VHS) rotulado “Autopsias” y recuperado el año pasado.

Para los fiscales a cargo de la UFI-AMIA, Sabrina Namer, Roberto Salum y Leonardo Filippini, el hallazgo implica un fuerte respaldo científico para la cuestionada hipótesis sostenida por la fiscalía que condujo Alberto Nisman hasta su muerte, en circunstancias hasta ahora no esclarecidas, en enero de 2014

La búsqueda de las esquirlas metálicas se inició luego de que el Grupo Especial de Relevamiento y Análisis Documental (GERAD), conducido por el fiscal Juan Patricio Murray, encontró el video de la autopsia entre la información desclasificada en 2015.

En la grabación de la autopsia se podía ver el momento en el que los profesionales del Cuerpo Médico Forense, entre los que se encontraba el perito Osvaldo Raffo, extraían las esquirlas y las separaban para su posterior análisis.

En el video, los forenses indicaban que los restos metálicos “habían salido del componente activo de la bomba” y que su extracción se produjo “para un estudio posterior a fines de identificación del artefacto infernal”.

Como en el expediente de la causa no aparecía la constancia de que se hubiera realizado el análisis, los fiscales ordenaron rastrear los elementos obtenidos hace 22 años durante la autopsia.

La búsqueda de las esquirlas comenzó a materializarse el 19 de agosto último cuando los fiscales de la UFI-AMIA requirieron al laboratorio de la Policía Federal (PFA) un informe completo sobre todos los elementos de prueba en poder de esa agencia.

El 31 de agosto, el jefe de la División de Laboratorio Químico de la PFA, Fernando Vera, informó la existencia de distintos elementos probatorios en esa división pero no estaban los restos metálicos.

El eventual extravío de las esquirlas generó tensiones entre la UFI-AMIA y la PFA hasta que, según pudo saber esta agencia, la Policía informó que los restos metálicos habían aparecido en una bolsa junto con un balde rojo, en un freezer del laboratorio.

El hallazgo quedó registrado el 8 de septiembre en un informe que la División Laboratorio Químico elevó a la UFI-AMIA: se específico la aparición de una bolsa con el rótulo “MAT REMANENTE PER 6730/94 (ESQUIRLAS)” que tenía otras 14 bolsitas en su interior.

El 20 de septiembre de este año los fiscales le encomendaron al director de Criminalística y Estudios Forenses de la Gendarmería Nacional Argentina (GNA) un peritaje sobre las esquirlas recuperadas.

En paralelo, un equipo especializado de la Unidad Fiscal se encargó de examinar la posible ubicación de las víctimas a las que les fueron sustraídas las esquirlas y se determinó que estaban en lo que se denomina “la primera línea”, próximas al foco de la explosión.

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