Quiero justificar este título. La idea no es tomar para el churrete -como diría el colega Artemio López- la investidura presidencial. Y las batallas de hinchadas en la blogosfera -donde
todos tenemos posiciones tomadas- me parecen pérdida de tiempo.
Pasa que me ha sorprendido el anuncio de hace unas horas del Presidente: “
Si no se aprueba el acuerdo con los holdouts habrá ajuste o hiperinflación“. Más allá de los hechos económicos -puede haber ajuste e hiperinflación, uno detrás del otro, por ejemplo- aquí hubo un cambio muy brusco en la estrategia de comunicación de Mauricio Macri. Un barquinazo. Y si algo ha sido coherente, y muy eficaz, en la política argentina reciente, es esa estrategia.
(Aclaración: no estoy hablando de la comunicación del gobierno actual. Ahí se han cometido muchos errores. Previsible en un gobierno nuevo, que no tenía equipos ni planes para la gran mayoría de las áreas. Y, francamente, el gobierno anterior no puede jactarse de su comunicación. Me refiero a la instalación de la figura de Macri, y su campaña: es imposible no reconocer la profesionalidad de su ejecución).
¿Hay una situación que obliga al Presidente,
como sugiere Ámbito, a sumarse al tremendismo de Prat Gay para que los parlamentarios acepten derogar la ley Cerrojo, el último obstáculo que tiene el gobierno para acordar con los fondos buitre?
No, según la información que tengo. O tenía al viernes. En el bloque de diputados que encabeza el Dr. Recalde, donde debe empezar el tratamiento del proyecto este martes, la evaluación era que podían ganar el debate, pero la votación la ganaría el oficialismo. Con los votos de Cambiemos, del Frente Renovador y de algunos diputados que habían sido elegidos por el FpV pero iban a borocotear. El distinguido periodista Mario Wainfeld, además opositor al gobierno,
decía lo mismo en su columna de ayer.
¿Puede ser que el fallo de la Corte de Apelaciones que dejó en suspenso la decisión del juez Griesa de levantar el embargo, al que hice mención
aquí, haya cambiado algunas decisiones en Diputados? En el Senado, Pichetto manifestó su preocupación.
No me parece probable. Estoy entre los que opinan que este acuerdo abre las puertas a un endeudamiento externo masivo -nefasto, lo haga quien lo haga. Y
coincido con mi amigo Contradicto que en manos de este gobierno lleva a una etapa de valorización financiera, la entrada de capitales especulativos. Que, cuando se retiran, provocan lo que nos pasó a nosotros en 2001. O a Brasil ahora.
Pero los que están dispuestos a votar a favor, o a dar quorum, mantienen que esa es la decisión y la responsabilidad del gobierno que la mayoría votó. Su preocupación es conseguir fondos para sus provincias, u otros objetivos. Y una “campaña del miedo” no cambiaría sus votos.
¿Es una sobreactuación presidencial? Hmmm… No ha sido el estilo de Macri. Toda su campaña, y sus gestos desde que fue elegido, fueron cuidadosamente diseñados para dar una imagen de serenidad y “buenas ondas”. Las inevitables malas noticias, las daban otros. Y ésta ha sido una entrevista preparada con el periodista más afín al gobierno y menos capaz de intentar un impacto periodístico fuera de libreto.
En este posteo expreso más dudas que certezas. En realidad, tengo una sola: esta novedad en la comunicación de Macri indica un problema no previsto hasta hace muy poco.