A Don Julio le hicieron la muerte imposible

La investigación que promueve el Departamento de Justicia estadounidense por corrupción acabó con siete dirigentes presos y entre los catorce imputados figuran tres empresarios argentinos. Grondona aparece varias veces en la acusación.

Por Pablo Vignone

El Departamento de Justicia de los Estados Unidos involucró al fallecido presidente de la AFA, Julio Humberto Grondona, en el mayor escándalo de la historia de la FIFA, al asegurar, en la acusación que acabó con siete dirigentes del fútbol mundial detenidos en Suiza, que el ex vice de la FIFA cobró sobornos millonarios en dólares por la venta de los derechos televisivos de la Copa América. En la causa, abierta tras una investigación del FBI y el organismo impositivo estadounidense, aparecen procesados el CEO de Torneos, Alejandro Burzaco, y los empresarios argentinos Hugo Jinkis y su hijo Mariano. Anoche, la Embajada de los Estados Unidos envió los pedidos de detención de los tres a la Cancillería argentina, que puso en marcha el proceso de extradición.


La prolija acusación del Departamento de Justicia –que no alcanza al presidente de la FIFA Joseph Blatter– individualiza no menos de una decena de esquemas de pagos de sobornos y comisiones por la cesión de derechos de TV en torneos organizados por la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) y su similar de Centro y Norteamérica (Concacaf); en el caso de la Copa América, la involucrada es la empresa Datisa, formada por Torneos, la compañía Full Play (de los Jinkis) y la brasileña Traffic. En la página 105 de la acusación se lee: “Datisa acordó pagar 100 millones de dólares en sobornos a dirigentes de la Conmebol –quienes todos eran dirigentes de la FIFA– a cambio del contrato 2013 de la Copa América: 20 millones por la firma del contrato y 20 millones por cada una de las cuatro ediciones (2015, 2016, 2019 y 2023). Cada pago sería dividido entre los receptores de la siguiente manera: tres millones para cada uno de los tres máximos dirigentes de la FIFA (el presidente de la Conmebol y los presidentes de las federaciones brasileña y argentina)”. Grondona presidió la AFA hasta julio de 2014, cuando falleció; los dos otros dos dirigentes aludidos son el uruguayo Eugenio Figueredo y el brasileño José María Marín, dos de los dirigentes imputados, quienes estuvieron presentes en el sepelio del veterano caudillo del fútbol argentino.

Se estableció que las coimas relacionadas con la próxima Copa América y la edición Centenaria del año próximo, en Estados Unidos, fueron pagadas en abril de 2014 desde bancos en Suiza. Además, el documento indica que “el cómplice número 10 (‘un alto dirigente de FIA, Conmebol y la AFA’, un rol que sólo podía encarnar Grondona) quiso un soborno de siete cifras porque Argentina organizaba la Copa América 2011”. El intermediario era Burzaco, “cercano y a veces vocero del cómplice Nº 10”, según la acusación.

“En ocasiones, los ejecutivos de Torneos le pidieron al cómplice Nº 2 (que sería José Hawilla, propietario y fundador de Traffic) que no mandara los pagos a la AFA sino a la agencia de viajes utilizada para facilitar pagos al Cómplice Nº 10 personalmente”, se agrega. Otros pagos se efectuaron descontando de la deuda que Torneos mantenía con Traffic, antes que transfiriendo el dinero.

Los siete detenidos en Zurich –donde se habían reunido para participar de las elecciones generales de la FIFA, mañana– son Jeffrey Webb, Eduardo Li, Julio Rocha, Costas Takkas, Eugenio Figueredo, Rafael Esquivel y José María Marín. Seis de los siete comunicaron ya su negativa a ser extraditados a Estados Unidos, según indicó el Ministerio suizo de Justicia. Washington tendría un plazo de cuarenta días para hacer un pedido formal de extradición. Además fueron imputados Leoz, internado en Asunción y sobre quien el Ministerio de Relaciones Exteriores de Paraguay recibió un pedido de captura con intención de extraditarlo; y el triniteño Jack Warner, que se entregó en su país y quedó en libertad tras depositar una fianza de dos millones de dólares. Fue el antiguo ladero de Warner en la Concacaf, el neoyorquino Chuck Blazer, quien comenzó a colaborar con el FBI dos años atrás; también los hijos de Warner, Daryll y Daryan. La sede de la Concacaf, en Miami, fue también allanada ayer por el FBI.

Burzaco y los Jinkis tienen orden de captura, que la Embajada de Estados Unidos cursó a la Cancillería para iniciar el proceso de extradición. El pedido de arresto fue entregado en el Juzgado Federal Nº 8 a cargo del doctor Marcelo Martínez de Giorgi. También fueron imputados los empresarios estadounidense Aaron Davidson y brasileño José Margulies. Algunos de los responsables de estos delitos pueden afrontar penas de hasta veinte años de cárcel.

“La oficina del fiscal del distrito este de Nueva York está investigando a estas personas por la sospecha de haber aceptado sobornos desde comienzos de los años ’90 y hasta el día de hoy”, dijo el Ministerio de Justicia suizo en un comunicado a raíz de las detenciones. “Los sospechosos –representantes de medios deportivos y de empresas de marketing deportivo– supuestamente están involucrados en un plan para pagar a funcionarios del fútbol más de 100 millones de dólares”, agregó. “A cambio, se cree que recibieron derechos de medios, marketing y patrocinio en relación con torneos de fútbol en Latinoamérica. Según el reclamo de Estados Unidos, esos crímenes fueron acordados y preparados en Estados Unidos y los pagos hechos a través de bancos de Estados Unidos”, afirmó la autoridad judicial suiza. Esa conexión con la Unión le permite al Departamento de Justicia esgrimir autoridad para presentar casos contra extranjeros. “Esto es apenas el inicio de nuestro esfuerzo, no es el final”, dijo en Nueva York la fiscal federal del distrito de Brooklyn.

“Las investigaciones revelaron que lo que debería ser una expresión del deporte, fue usado como un vehículo para una red mayor de llenar los bolsillos de ejecutivos con sobornos que totalizan 110 millones de dólares”, afirmó la fiscal general estadounidense, Loretta Lynch. “Corrupción rampante, sistemática y profundamente enraizada que se ha extendido en las dos últimas generaciones de dirigentes que abusaron de sus puestos de confianza para conseguir millones de dólares en coimas y sobornos.”

A su vez, después de años de tolerancia con el accionar de la FIFA y de ignorar las repetidas acusaciones de corrupción, la Justicia suiza decidió abrir, en paralelo con el ministerio estadounidense, una investigación penal por sospechas de “blanqueo de dinero y gestión desleal” en relación con el proceso de adjudicación de las sedes de los mundiales de fútbol de 2018 y 2022, asignados a Rusia y Qatar, respectivamente, e incautó documentos electrónicos en la sede de la FIFA en Zurich. “Los enriquecimientos ilegítimos se habrían realizado al menos en parte en Suiza”, precisaron funcionarios, asegurando que la investigación se abrió el 10 de marzo de 2015 y que no hay relación con la pesquisa que se ventila en Nueva York. La auditoría interna de la FIFA se había cerrado en diciembre pasado sin resultados.

En diciembre de 2010, la candidatura de Estados Unidos para organizar el Mundial de 2022 perdió 14-8 en la votación final frente a la de Qatar; ese mismo día, Rusia obtuvo la Copa del Mundo de 2018.

El punto 249 de la acusación que involucra a Grondona.

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Con captura por corrupción
Alejandro Burzaco, el CEO de Torneos, y los Jinkis, propietarios de Full Play, socios en la compañía acusada por los sobornos.







  Por Gustavo Veiga
La FIFA tenía varios huevos podridos en su cocina y todos explotaron al mismo tiempo. Si el olor llegó hasta la Argentina, también se debe a que en la lista de imputados hay tres empresarios, todos bien contactados con la cúpula del fútbol mundial y la propia AFA. Son Alejandro Burzaco, CEO de la productora Torneos y Competencias (TyC), Hugo Jinkis, presidente de Full Play International TV S.A., y su hijo Mariano, vicepresidente de la misma sociedad. Todos figuran en la larga acusación del Departamento de Justicia de Estados Unidos y sobre ellos ya pesa un pedido de captura de Interpol que cayó en el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 8 de Marcelo Martínez de Giorgi. Se los involucra en el escándalo por pagos de coimas y comisiones ilegales por 150 millones de dólares que se investiga en EE.UU.

En la página 262 del informe con las imputaciones, se menciona una reunión celebrada en Florida el 1º de mayo de 2014. En ella, según el empresario brasileño José Hawilla, propietario y fundador del Traffic Group, sus interlocutores fueron Burzaco y los dos Jinkis. De ese encuentro se reproducen un par de frases que incriminan a los cuatro: “Todos podemos salir lastimados de esto. Todos podemos terminar presos”. Para diciembre del año pasado, Hawilla ya se había declarado culpable de varios cargos, como fraude, lavado de dinero y obstrucción a la Justicia.

Burzaco estaba camino a Suiza cuando se produjeron las detenciones de dirigentes de la FIFA. “En Londres: camino a Zurich, el mundo FIFA”, escribió en su cuenta de Twitter ayer. Es el hombre clave de TyC, socio del Grupo Clarín en el canal TyC Sports y tiene notable influencia en el fútbol internacional, sobre todo a nivel sudamericano. El día del ataque con gas pimienta en la Bombonera ingresó en el campo de juego para conversar con el árbitro, los jugadores y el representante de la Conmebol. Quería que prosiguiera el partido.

Los Jinkis controlan Full Play International TV o el Full Play Group, con sede en Uruguay. Hugo y Mariano son las máximas autoridades de esta empresa dedicada a la producción y distribución de contenidos de televisión y en la que también figuran en su directorio Adriana Bernardo, Emiliano Cerrutti Costa y Romina Jinkis. Al balance del 31 de marzo de 2013, el 90 por ciento de la compañía pasó a ser controlado por una sociedad homónima: Full Play, a secas. Lo curioso es que según bancos de datos comerciales, esta última tiene sede en Gálvez, Santa Fe y como actividad secundaria se dedica a la fabricación de paraguas, termos y pelucas.

Burzaco es, además, hermano de Eugenio, el ex jefe de la Policía Metropolitana, con quien comparte su pasión por River. Este último fue hasta abril pasado el responsable de la seguridad en el club de Núñez. Desde TyC controla la comercialización de los derechos de nuestro fútbol en el exterior. No en vano iba camino a la FIFA, donde se mueve como pez en el agua.

En Uruguay, desde donde opera Full Play, los Jinkis ya están en problemas. Varios clubes, enterados del descomunal pago de las coimas en la FIFA, ya pidieron rescindir los contratos de TV que mantenía esa empresa con la Asociación local “debido a que su presidente, el argentino Hugo Jinkis, está implicado en los casos de corrupción denunciados”, dijo Fredy Varela, presidente del club El Tanque Sisley. El dirigente había denunciado en 2014 negociados del uruguayo Eugenio Figueredo (uno de los detenidos en Zurich) ex presidente de la Conmebol.

Los eventos salpicados de mugre donde según la Justicia de EE.UU. se pagaron las coimas o comisiones, son la Copa América, la Copa Libertadores, las Eliminatorias mundialistas en la zona de la Concacaf, la Copa de Oro y la Liga de Campeones de la Concacaf. La cadena de sobornos salpicó también a la Copa del Mundo de 2010 disputada en Sudáfrica.

Curioso ha sido el momento elegido por la Justicia de Estados Unidos para investigar la corrupción en la FIFA, cuando Sepp Blatter estaba por ser reelegido presidente de la corporación futbolística. Y más curioso aun porque Rusia es el organizador del próximo Mundial. Parece que recién ahora se dieron cuenta en EE.UU. de la corrupción endémica en la casa matriz del fútbol. Lo prueba la declaración de uno de los investigadores judiciales a The New York Times que dio la primicia mundial: “Nos sorprende el tiempo durante el que esto se ha prolongado y cómo ha alcanzado a cada parte lo que ha hecho la FIFA”.

gveiga12@gmail.com




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