Sinsentido

Es muy difícil encontrarle sentido a esta carta pero no por la carta en sí, sino por el lugar que ocupa en nuestra sociedad mediática quien la escribe. El autor ya nos tiene acostumbrados a este tipo de disparates que a mi entender no reflejan más que su necesidad de figuración, un vedetismo insatisfecho que gracias al sitial que se le otorga puede canalizar en vaguedades de este tenor. Me pregunto ¿Qué pensarán sus lectores adeptos? ¿Y qué pensarán sus pares? De ciertas cosas no se vuelve pero quién sabe, a veces no se quiere volver.
IXX-2014

Nota: la carta de referencia se encuentra publicada en: http://alfredoleuco.com.ar/2014/06/entre-belgrano-y-kirchner-20-de-junio-2014/


LUNES, 23 DE JUNIO DE 2014

Carta de amor a la Justicia Imperial


Mientras la hinchada argentina emociona coreando el Himno, Alfredo Leuco se enorgullece por una carta abierta dirigida a Thomas Griesa, en una lamentable muestra de cómo el desprecio obnubila toda razón. Algo así como vengan a pisotearnos porque lo merecemos. Difícil adherir a sus conceptos, a no ser que la pasión opositora se haya convertido en desamor. Leer ese escrito evoca las peores muestras de cipayismo que atraviesa nuestra historia, porque explota algunos defectos de gestión y muchas invenciones con formato periodístico para dar la razón al fallo imperial. Una invitación a que colonicen de una vez estos territorios barbarizados por el kirchnerismo. Este periodista intenta la ironía, pero se enreda en el absurdo; pretende valentía pero sólo expresa impotencia; parece inspirada por el ardor patriótico, pero se ahoga en la claudicación de cualquier bandera.

Si esta carta llega a manos de Griesa, seguramente no soportará tantos lengüetazos. Con la forma de un instructivo irónico, la carta de Leuco intenta ser mordaz, pero sólo alcanza a ser una burlona misiva cacerolera en la que se mezcla todo para no esclarecer nada. Sin demasiado esfuerzo intelectual, trata de explicar el concepto de Justicia que exhibe el kirchnerismo y, especialmente La Presidenta que –según él- considera a los jueces como “un espacio más de la militancia –algo que molesta sobremanera- y de los favores por debajo de la mesa y de la pleitesía que se le debe rendir a Cristina”. Después, sin aclarar a qué se refiere, afirma que en “este país de los Kirchner los fallos adversos no se respetan y los jueces independientes se destituyen”. Primero, el país no es de nadie, sino de todos, salvo que esté reclamando el derecho de propiedad y quiera que el país sea de algunos personajes ilustres. Segundo, todos los fallos adversos se han respetado. Y tercero, no se sabe qué jueces independientes se han destituido ni tampoco se aclara qué es la independencia.
Claro, en la cabeza de Leuco ronda el jury a Campagnoli y el intento del establishment de convertirlo en mártir de la causa republicana. Por un fiscal al que se está evaluando en su dudoso desempeño, abre la puerta a los conquistadores. Pero va mucho más lejos y sentencia que “son varios los instrumentos que los Kirchner utilizaron para colonizar a la justicia y castigar a los rebeldes que no se arrodillaron ante su altar”. Los hechos desmienten esta afirmación. Sólo basta recordar los cuatro años en que demoró la Justicia en convalidar la Ley de SCA y la inercia que envuelve al proceso judicial a los dueños de Papel Prensa, obtenida con delitos de Lesa Humanidad. Tampoco menciona que uno de los miembros de la Corte excede en más de 20 años la edad límite sin autorización del Congreso y que los jueces no pagan impuesto a las ganancias porque acordaron no hacerlo. Entonces, ¿de qué pleitesía, obediencia, sometimiento está hablando este periodista?
Un poco de seriedad
Por supuesto, en nuestro país hay plumas que brillan un poco más, aunque cuestionen con exagerada dureza la gestión de CFK. Apuntes Discontinuos eligió la más obscena sólo para aportar un poco de diversión. Como contraste, un editorialista del New York Times, insospechado de pertenecer a La Cámpora, Floyd Norris, aporta una mirada un poco más sesuda del conflictivo fallo que amenaza nuestra soberanía. “La decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos puso de cabeza a todos los procesos de reestructuración de deuda soberanos”, afirma Norris. Y agrega que la Corte Suprema “ignoró las súplicas de los gobiernos de numerosos países, entre ellos los Estados Unidos, y trastrocó el mundo de las reestructuraciones de deuda”.
Además, advierte que una victoria de los fondos especulativos hará difícil que otros bonistas accedan a acuerdos de pago si resulta tan fácil litigar contra los estados. A pocas cuadras del despacho de Griesa, un periodista neoyorquino cuestiona la arbitrariedad de una decisión poco justa. A miles de kilómetros, uno con tonada provinciana e impostura campechana estira su lengua para lamer los zapatos de un juez y solicitar su ayuda para desterrar un gobierno que detesta.
En una cosa sí se puede estar de acuerdo con Leuco: “si la presidenta dijo que no iba a acatar su fallo para pagarle a los fondos buitres es porque no tiene dobleces. La presidenta es coherente”. Esto que el periodista plantea como crítica, en realidad es su mejor virtud. De ahí se desprende que el discurso que el viernes brindó desde Rosario haya tranquilizado a todos sus seguidores. Cristina aseguró que no va a pagar lo que exige el fallo porque sería una enorme irresponsabilidad. En cambio, aseguró que quiere cumplir con todos los tenedores de bonos en el marco de una negociación justa de acuerdo a “la Constitución, a las leyes nacionales y a los contratos que se firmaron”. Y para demostrar, una vez más, su coherencia, solicitó al juez Thomas Griesa que “genere las condiciones para llegar a un acuerdo que sea beneficioso e igualitario para el 100 por ciento de los acreedores”. Si alguno interpretó en esto una contradicción con lo declarado el lunes pasado en Cadena Nacional, se está equivocando.
Para terminar, algunas dudas. ¿Por qué un juez neoyorquino puede poner en jaque la economía de un país? ¿Por qué se pondera su independencia cuando se muestra alineado con la voracidad financiera? ¿Por qué un país acostumbrado a imponer su mirada imperial a fuerza de bombardeos debe ser considerado como un ejemplo de institucionalidad y justicia?
Si queremos cambiar este mundo, sólo debemos tomar la decisión de cambiar. Y éste parece ser un punto de inflexión, un nudo que sólo puede desatarse con convicción y compromiso. Si Paul Singer y todos los que portan su estilo se sienten molestos porque se los considera buitres, sólo deben dejar de serlo. Y para eso deben aceptar las condiciones del resto de los acreedores, situación que les brindará suculentas ganancias. Porque para que este mundo cambie, debe cambiar su lógica: la de no estar más a merced de intereses minoritarios que dejan un tendal de desolación a su paso.

Gustavo Rosa  en: http://apuntesdiscontinuos.blogspot.com.ar/2014/06/carta-de-amor-la-justicia-imperial.html?m=1

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