Tristes noticias del imperio
MUNDO FINANCIERO › ACUERDO CHINA-JAPON
No al dólar
Por Carlos Weitz
Aristóteles
fue uno de los primeros grandes pensadores de la humanidad que
reflexionó sobre el rol del dinero señalando que “el hombre es el único
animal que tiene palabra y dinero”. Reconoció que, para ser definido
como tal, el dinero debía cumplir al menos tres funciones. En primer
lugar, debía servir como unidad de cuenta de forma tal que se pudieran
comparar los precios de los diferentes bienes. En segundo término, debía
ser aceptado como medio de pago para intercambiar los distintos
productos. Y en tercer lugar, debía actuar como reserva de valor,
pudiendo la acumulación de dinero transformarse en una alternativa de
ahorro en sí misma.
Abaco usado en China y Japón, con siete bolitas de marfil |
El surgimiento de Estados Unidos como principal potencia mundial se consolidó a lo largo del siglo XX, transformando al dólar en la moneda más empleada globalmente, cumpliendo efectivamente las tres funciones descriptas 24 siglos atrás por Aristóteles. Desde hace décadas, la mayoría de las operaciones financieras y comerciales entre naciones se transa en la divisa estadounidense. Este hecho constituye uno de los elementos en los que se ha sustentado el poderío económico de los Estados Unidos, al permitirle a su banca central emitir dinero que es aceptado en casi todo el planeta para efectuar operaciones tales como exportaciones e importaciones de bienes y servicios.
El surgimiento del euro hace 10 años constituyó el principal desa-fío que experimentó el dólar como moneda casi hegemónica a nivel mundial en las últimas décadas. El yen japonés ha actuado como una tercera divisa global, mientras que países como China, India, Brasil y Rusia han emergido en los últimos años con fuerza pidiendo pista para dejar de ser actores de reparto en la actual arquitectura financiera internacional.
Una de las vías que han encontrado los países para depender menos de los dólares ha sido fomentar el uso de las monedas locales en sus transacciones comerciales bilaterales, evitando para ello el empleo de la divisa verde. Un ejemplo de estas prácticas lo constituye el acuerdo firmado el pasado lunes entre China y Japón, orientado a promover el intercambio directo de bienes y servicios en sus respectivas monedas –yuan y yen–, apuntando a minimizar la necesidad de utilizar dólares en el comercio entre ambos países. El pacto, que no se limita a operaciones comerciales sino que se extiende a transacciones financieras, fue anunciado durante una visita oficial a China del primer ministro japonés, Yoshihiko Noda, que se reunió con su homólogo chino, Wen Jiabao. El acuerdo prevé que el Banco de Cooperación Internacional de Japón emita bonos denominados en la moneda china, posibilidad que estaba vedada hasta el presente.
China es en la actualidad el principal socio comercial de Japón contabilizando operaciones recíprocas por 340.000 millones de dólares. El acuerdo entre la segunda y la tercera potencia económica mundial se efectiviza en un contexto de fuertes turbulencias financieras internacionales signadas por la crisis europea. Con motivo de este convenio, el primer ministro chino declaró que “como las implicancias de la actual crisis financiera mundial continúan propagándose y la complejidad y severidad de las situaciones mundial y regional son más graves que lo previsto, es necesario y posible que China y Japón unan esfuerzos para enfrentar los desafíos y profundicen las relaciones recíprocas estratégicas”. Wen agregó que su país también desea acelerar el proceso de construcción de una zona de libre comercio entre China, Japón y la República de Corea, así como impulsar una mayor cooperación monetaria y financiera en Asia del Este. Mientras que China ha sido un importante inversor de bonos nipones, Japón ha dado señales de que comenzará también a comprar activos chinos por primera vez en un futuro próximo.
La posibilidad de efectuar pagos bilaterales en moneda doméstica constituye una de las tantas iniciativas que brindan mayor autonomía a las llamadas economías emergentes en un contexto internacional cada vez más incierto
carlosweitz@hotmail.com