Victimas de poderes cooptados
"Sin duda, el fenómeno de la cooptación está presente en todos aquellos procesos en que los sectores dominantes intentan generar consenso o hegemonía alrededor de determinado patrón de acumulación, incluso en regímenes dictatoriales. Sin embargo, lo que se intenta señalar aquí es que la cooptación se construye en el eje central que reconoció la construcción de la dominación del nuevo patrón de acumulación de capital, desde la interrupción de la dictadura militar hasta el año 2001″ (p. 44: énfasis agregado). (…)" (fragmento de la nota).
http://nestornautas.blogspot.com.ar/2016/06/hay-un-nuevo-consenso-del-que-estamos.html
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viernes, 17 de junio de 2016
HAY UN NUEVO CONSENSO, DEL QUE ESTAMOS EXCLUIDOS
Tal como se preveía en la madrugada de ayer la Cámara de Diputados aprobó en general y en particular el megaproyecto que envió Macri incluyendo el blanqueo y la "reparación histórica" a los jubilados. Los números de la votación fueron similares a los de la ratificación del acuerdo con los fondos buitres: 162 votos contra 76, con un desgajamiento de diputados del bloque del FPV de algunas provincias, respondiendo a la presión de los gobernadores. Acá pueden acceder al acta con el detalle de como votó cada uno.
El debate político en la Argentina sigue fuertemente dominado por el eje k-anti k, y salvo alguna excepción puntual como la ley anti despidos, hay muchos que jamás van a votar con nosotros, y nos huyen como la peste. Más con el caso López de telón de fondo. Hasta Stolbizer y el socialismo -tan pulcros y honestos ellos- terminaron apoyando el blanqueo, y las Liebres del Sur se abstuvieron, en lugar de votar en contra.
Con lo cual se dio el contrasentido de que los que más indignados dicen estar por el caso López terminaron votando un blanqueo de capitales que favorecerá al propio López (que podría blanquear dinero ilícito a través de sus familiares) y más importante aun -aunque pase desapercibido- a los empresarios que le pagaron las coimas. Aclaración necesaria porque por momentos pareciera que López es un punga, que los bolsiqueó en el colectivo.
La votación ratifica una vez más que Macri transita tranquilo en el Congreso sus proyectos mas emblemáticos, y no sería descabellado suponer que se sentirá tentado de ir por más. La crisis del PJ se lo permite (la conducción de Gioja es solo formal, los gobernadores hacen lo que se les canta); y los que se van del FPV no se van para ser mejores opositores (el argumento de Bossio al lanzar su bloque), sino para sumarle manos levantadas al oficialismo.
Algo parecido pasa con el sindicalismo: el kirchnerismo (y eso fue un grave error) nunca se preocupó por construir fuerza propia allí, y por eso no tiene incidencia hoy en lo que hacen o dejan de hacer los dirigentes gremiales. Pero el tema es que frente a los avances de Macri los dirigentes gremiales hacen poco, o nada; o sea que por errores propios no se puede conducir, y por claudicaciones ajenas, no hay qué movida acompañar: ¿alguien supo que los sindicatos visiten el Congreso reclamándoles a los legisladores que rechacen el veto de Macri a la ley anti despidos?
Tal como dice Gerardo acá, el problema es mucho más serio y más grave que detectar, repudiar y excluir a los choros (acá se dice así, antes que alguno se apure a corregirnos) de adentro). Por otro lado una cosa es repudiar la corrupción (¿quien no lo haría, aunque sea por corrección política?), y otra muy distinta como excluir a los corruptos. Cuando la cosa tiene ribetes groseros como lo de López es sencillo, pero en otros casos ¿como se procede, se le pregunta a Carrió, a Stolbizer o a Lanata de quiénes debemos prescindir?
Pero como sea que se encare el problema, el caso López lesiona nuestra credibilidad para intervenir en el debate político, de un modo mucho peor que lo que lo pudo haber hecho por ejemplo la intervención del INDEC. A cualquier señalamiento que queramos hacer sobre las políticas de Macri y sus nocivos efectos nos pretenderán callar hablando de bolsos con dólares revoleados por encima de un tapial; y se cerró la discusión.
Las elecciones de noviembre del año pasado terminaron en un final apretado, con una "campaña puerta a puerta" de gente común, militantes y simpatizantes sueltos del kirchnerismo poniéndose el asunto al hombro para remontar lo que parecía irremontable, y lo terminó siendo. También se sumó con su aporte y con su voto mucha gente que nunca fue kirchnerista, pero comprendió lo que estaba en juego.
Lo cierto es que el apretado resultado de la elección dejaba claro que en el país estaban en pugna -a grandes rasgos- dos modelos de país; hoy más explícitos que nunca cuando la "campaña del miedo" es cruda y dura realidad. Desde marzo en que comenzaron las sesiones en el Congreso las votaciones parlamentarias vienen registrando una realidad muy distinta: muestran un amplio consenso en torno a las políticas centrales del gobierno, consenso del que estamos excluidos.
Si se miran las votaciones en el Congreso, queda claro que hacia el interior del sistema político se perfila un amplio consenso (activo o pasivo, entusiasta o "negociado", lo mismo da) de que "hay que dejarle las manos libres" a Macri y "no ponerle palos en la rueda" para que gobierne en el sentido que lo está haciendo.
En buena parte de la oposición (ni hablar en el PJ) no hay vocación ni ganas de confrontar con el gobierno, sea porque se acuerda plenamente con sus políticas como Urtubey, sea porque se supone que aun dura su luna de miel con la ciudadanía, o todavía paga dividendos el argumento de la "pesada herencia recibida". Quizás se está abriendo paso el "destruyen todo, pero no roban" en reemplazo del "roban pero hacen"; y eso siempre que se acuerde en que no hay corrupción en el gobierno de Macri.
La percepción -palpable y preocupante- no modifica los números de la economía, ni el efecto de las políticas del gobierno, ni el malestar social que provocan. Con lo que si la cosa sigue así, la disociación entre el sistema político-institucional y la sociedad se irá profundizando; y si encima los López y el fantasma de la corrupción nos desacreditan a nosotros como alternativa la pregunta que hay que hacerse es ¿quién expresará políticamente el descontento?
Ciertamente no el PJ "tradicional" (de cuya conducción Cristina se autoexcluyó, algo que habrá que analizar si no terminó siendo otro error), que dejó de funcionar en la práctica como partido de alcance nacional, para impulsar un proyecto de país. Algo que acá en Santa Fe padecemos hace muchos años, en escala provincial.
Allí cada quien atiende su propio juego y lo único que interesa es defender el terruño, y sobreactuando la "predisposición para colaborar con el gobierno" compran la soga con la que -más tarde o más temprano- los van a ahorcar; porque si a Macri "le va bien" y mejora su representación parlamentaria en las elecciones de medio turno, ya no los necesitará, o los necesitará menos Y si "le va mal" el peronismo no aparece -hoy por hoy- como alternativa opositora; y hasta parece que a algunos no les interesara mucho serlo.
Por momentos pareciera que muchos acompañaron por la fuerza, la plata o amedrentados por Néstor y Cristina a los pechazos las políticas impulsadas durante 12 años, y hoy se sienten "liberados" y más cómodos, aunque el país vaya en un rumbo absolutamente contrario de las mejores tradiciones políticas del peronismo; representadas genuinamente por el proyecto político terminado en diciembre del año pasado. Y la corrupción y López les facilitaron la cosa, aunque las dos terceras partes de la obra pública nacional en 2003-2015 la hicieran las provincias, con plata transferida por la nación.
Publicado por La Corriente Kirchnerista de Santa Fe en 5:00
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¿Cómo se expresará políticamente el descontento?
POLÍTICA 17/06/2016 GERARDO FERNANDEZ 0
Leo este excelente post en Nestornautras y me queda rebotando esta pregunta ¿Cómo se expresará políticamente el descontento de la militancia y los miles de argentinos que creyeron y creen en un proyecto político de transformación? ¿Puede haber alguna sintonía entre ese compromiso denodado de quienes se subieron a los trenes y bondis y salieron a tocar timbre para el ballottage y una representación partidaria y parlamentaria que ha demostrado una coincidencia plena con las políticas del macrismo, que son la antítesis de lo que se pregonó durante 12 años? Esa el la gran pregunta que tenemos que responder en política, descarnadamente, evitando por sobre todo dos cosas: una, caer en la quintita, en el grupete pequeño que contenga moralmente pero que no sea más que una minoría testimonial. Si se pierde de vista el objetivo de la lucha por el poder, se será funcional a Macri y la clase dominante ¿Qué quiero decir? Que hay mucho por debatir y preguntar: hay que hacerle muchas preguntas a los gobernadores, pero estar abiertos a escuchar sus razones, porque algunas de las cosas que dirán no serán del agrado de más de un cristinista. La segunda es destruir el clima de "club de fans" que por momentos parece reinar en el cristinismo, y esto significa que, en primer lugar, debemos reconocer que la compañera es humana y como tal comete errores, pero también le tenemos que hacer varias preguntas a ella y sus sectores más afines. El desprecio por el PJ no es poca cosa ¿O acaso esa entelequia del "Frente Ciudadano" es un paso superador? ¿O acaso el PJ no debería estar en un armado futuro? ¿Dónde te parás para criticar el consenso con Macri si desististe a dar la pelea adentro? Ya se fueron los misioneros y la lista de espera para tomárselas del bloque del FPV está llena. No pudo practicarse una política más endogámica que la que el cristinismo ha desplegado desde el 9 de diciembre.
Nuestro gran drama es que si no entendemos que es mucho más difícil armar una estructura político-electoral con vocación de poder que librarse de los chorros no habremos entendido nada y por ende nuestra incidencia en la historia se habrá clausurado definitivamente.
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LA DISPUTA ENTRE ASTARITA Y BASUALDO
La tesis sobre menemismo y transformismo por escrito
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A raíz de mis notas anteriores de crítica a la explicación de Eduardo Basualdo sobre transformismo y menemismo (ver aquí y aquí), se me ha atacado diciendo que inventé la posición de Basualdo, y que éste jamás sostuvo lo que digo que sostuvo. Recuerdo lo que afirmé: que Basualdo sostiene que los regímenes que llama de valorización financiera, luego de la caída de la dictadura militar pudieron ocurrir porque los "sectores dominantes" compraron a los representantes de los sectores populares con coimas y altos salarios. En esas notas expliqué por qué pienso que esta explicación es superficial, vacía e incoherente; y pregunté por qué sus defensores no la aplicaban a lo actuado por los K y otros altos funcionarios kirchneristas en los 90. Pareciera que imposibilitados de responder, los defensores de la tesis están tratando de decir que Basualdo nunca planteó lo que le atribuyo. Pues bien, aquí van los pasajes más significativos, todos tomados de Sistema político y modelo de acumulación. Tres ensayos sobre la Argentina actual, Buenos Aires, Cara y Ceca, 2011.
"Sin embargo, resulta poco discutible que esa dictadura (se refiere a la de 1976-83) no explica todo lo acontecido durante la valorización financiera porque a ella le sucedieron tres gobiernos constitucionales durante los cuales no sólo no se revirtieron sino que se profundizaron esas modificaciones estructurales. Es indudable que el retorno de los gobiernos constitucionales le planteó a los sectores dominantes un desafío de notable trascendencia que consistió en garantizar, ahora bajo un régimen constitucional, un control político que posibilitara el desarrollo del nuevo patrón de acumulación del capital" (p. 43). (…)
"En este sentido todo parece indicar que, agotada la represión e interrumpida la industrialización sustitutiva, la opción de los sectores dominantes fue avanzar en la redefinición del sistema político y de la sociedad civil mediante una estrategia negativa que continúa la tarea dictatorial, pero a través de otros medios. Es negativa, porque no pretende construir consenso sino impedir la organización de los sectores subalternos, inhibiendo su capacidad de cuestionamiento. Sin embargo, ya no se trataba de hacerlo mediante la represión y el aniquilamiento sino a través de un proceso de integración de las conducciones políticas y sociales de los movimientos populares" (p. 43). (…)
"Esto parece entonces ser el motivo por el cual, a lo largo de las últimas décadas, son cooptados cuadros políticos, dirigentes sindicales, etc. que conservaron, e incluso en algunos casos fortalecieron sus liderazgos debido al respaldo que encontraron en los sectores de poder (p. 44). (…)
"Sin duda, el fenómeno de la cooptación está presente en todos aquellos procesos en que los sectores dominantes intentan generar consenso o hegemonía alrededor de determinado patrón de acumulación, incluso en regímenes dictatoriales. Sin embargo, lo que se intenta señalar aquí es que la cooptación se construye en el eje central que reconoció la construcción de la dominación del nuevo patrón de acumulación de capital, desde la interrupción de la dictadura militar hasta el año 2001″ (p. 44: énfasis agregado). (…)
"Ciertamente, este tipo de proceso ha sido analizado en términos de la teoría política y, no por casualidad, por la teoría política italiana. En efecto, esta situación podría encuadrarse dentro de lo que Antonio Gramsci denomina, cuando analiza la conformación de la unidad italiana, el transformismo, que caracteriza una situación en la que los sectores dominantes excluyen todo compromiso con las clases subalternas, pero mantienen la dominación (hoy llamada "gobernabilidad") sobre la base de la integración de las conducciones políticas de las clases subalternas" (p. 44). (…)
"Desde la perspectiva gramsciana, durante el transformismo la clase dominante ejerce el consenso en la superestructura, sin modificar -o incluso agravando- la situación estructural de los sectores subalternos mediante la hegemonía que ejercen los intelectuales orgánicos de la clase dominante sobre los que expresan al resto de los sectores sociales…" (p. 45). (…)
"En este contexto, es pertinente indagar la manera en que los sectores dominantes asimilan a los intelectuales orgánicos de los sectores subalternos, en general, y de la clase trabajadora en particular" (p. 45) (…)
"Al analizar el proceso argentino de las últimas décadas, parecen caber pocas dudas acerca de la importancia que asume el análisis gramsciano para aprehender la naturaleza de las transformaciones que se registran en el sistema político" (p. 47). (…)
"En el caso argentino la situación es diametralmente distinta" (Nota: Basualdo se refiere a que es distinta con respecto a las modalidades básicas de transformismo) "porque los sectores dominantes nunca lograron consolidar un partido político propio que se nutriera con sus propios intelectuales orgánicos y estuviera en condiciones de ejercer la conducción ideológica del sistema político en su conjunto. Tan decisiva ha sido esta ausencia para los sectores dominantes que, históricamente, recurrieron sistemáticamente al golpe de estado y a la dictadura militar para imponer sus políticas" (p. 47). (…)
"… ante la ausencia de un partido orgánico, son los propios sectores dominantes, especialmente la fracción del capital concentrado interno constituida por grupos económicos la que asume la tarea de cooptar al partido político que accede al gobierno una vez agotada la dictadura militar, a distintos integrantes del partido opositor y a diversas conducciones de organizaciones que conforma la sociedad civil" (p. 48; énfasis agregado). (…)
"En tanto el agente dinámico que genera el transformismo italiano es el partido de derecha, es lógico esperar que, tal como señala Antonio Gramsci, la hegemonía ideológica sea la principal vía para cooptar a las conducciones políticas y sociales de los sectores subalternos. No ocurre lo mismo en el caso argentino, cuando el sujeto que impulsa la constitución de un nuevo sistema político es una fracción de los sectores dominantes, que opera sobre los partidos políticos y las organizaciones sociales sin mediación alguna. En esta alternativa, la ideología necesariamente converge con otros factores de índole material, porque en estos últimos radican las ventajas relativas de las fracciones sociales que detentan el poder en una sociedad capitalista, En efecto, una aproximación general al proceso argentino permite detectar esos factores materiales que, con distinta intensidad, según las diferentes etapas, asumen un papel decisivo en la conformación del transformismo argentino. Los mismos son: la corrupción y los altos ingresos relativos que perciben los integrantes del sistema político argentino, en un contexto social caracterizado por un agudo disciplinamiento de los sectores populares vinculado a una creciente concentración del ingreso" (pp. 48-9, énfasis agregado), (…)
"El avance de la concentración del ingreso durante los gobiernos constitucionales estuvo estrechamente vinculada con el mantenimiento de la influencia, bajo otras formas, que habían adquirido durante la dictadura militar los sectores dominantes en general y el capital concentrado interno en particular para definir el diseño de las políticas estatales. Sin embargo, el hecho decisivo para la conformación del transformismo argentino consistió en que esa subordinación es acompañada y alimentada por el surgimiento de negocios comunes entre los sectores dominantes y el sistema político a costa de los intereses públicos. Se trata de la irrupción de los denominados "retornos", es decir, de la corrupción como factor orgánico en el sistema de poder, mediante la cual se articulan el capital oligopólico y el sistema político en detrimento del conjunto social y particularmente de los sectores populares. Es decir, no se trata de un fenómeno circunstancial, acotado a determinada etapa de la instalación de la valorización financiera, sino estructural e intrínseco al nuevo patrón de acumulación del capital dominante.
Sin duda, la corrupción es un factor sumamente importante para lograr la cohesión del bloque de poder, porque evita las deserciones y la disgregación del mismo. …la corrupción en el sistema político opera de una manera equivalente al "pacto de sangre" que se estableció entre los genocidas" (p. 51; énfasis agregado). (….)
"Esta primera aproximación al análisis del transformismo argentino sería incompleta si no se incorpora otro elemento, también material, cuya presencia tiene un efecto decisivo en las peculiares y regresivas características del sistema de dominación del país. Se trata de los elevados salarios relativos que perciben los cuadros orgánicos al servicio del poder establecido. En efecto, la nueva amalgama que sustenta la transformación del sistema político es la asignación de recursos económicos (financiamiento) para asegurar altas remuneraciones relativas de los que se integran a la pléyade de nuevos intelectuales orgánicos del bloque dominante. Sin duda, este elemento ha sido vital en el proceso de integración de los cuadros políticos a los sectores dominantes, y en el consiguiente descabezamiento de las conducciones de los sectores populares, pero no menos importante ha sido su influencia en la incorporación al bloque de poder de los intelectuales supuestamente "independientes", desligados del sistema político, que percibieron ingresos relativamente elevados a partir de la proliferación de contratos y consultorías que acompañó al proceso de destrucción y transferencia del aparato estatal al sector privado" (pp. 51-2; énfasis agregado).
Dijeron que había inventado la posición de Basualdo. Pues bien, ¿qué dicen ahora? Aquí está: las políticas del menemismo (y la adhesión de los K y tantos otros pro-K) explicadas por coimas, altos salarios y negociados. Digamos, la tesis Carrió, solo que disfrazada de palabrería gramsciana. Pero de todas maneras no me interesa mucho convencer a mis críticos de algo, sino que los lectores del blog puedan comparar posturas y hacerse su criterio.
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El transformismo en Basualdo y las transformaciones de Astarita:
"¿Tu también, Bruto?"
Por Leandro Ziccarelli
Si querés saltamos, pero Rodas está a miles de kilómetros
Introducción (origen de la tragedia)
En su blog personal, el señor Astarita realizó una crítica al concepto de trasnformismo de Eduardo Basualdo, sobre la base de un libro que solo contiene tres ensayos, "Sistema Político y Modelo de Acumulación", ignorando que los mismos son un producto directo del análisis histórico realizado en Estudios de historia económica argentina. Desde mediados del siglo XX a la actualidad, que comienza, dicho sea de paso, en los primero gobiernos peronistas (es decir, ¡al menos 50 años antes!). Entonces, poniéndolo en perspectiva, el profesor Astarita juzga el iceberg entero mirando solo la punta del mismo. Pienso: la crítica del profesor Astarita será tan eficaz como la "maniobra" del capitán del Titanic…
Pero sigamos, el profesor procede a tomar sus herramientas teóricas y juzga así un apéndice de la producción de otro intelectual sin saber que está cortando un árbol con un bisturí, lo que a priori no resulta tan alarmante. Sin embargo, ese tipo de praxis lleva indefectiblemente a que algún doctor desentendido abra un paciente con un serrucho… Por ello, y por los muertos del titanic, va el aporte…
La transformación del "transformismo", por el señor Astarita
El "transformismo" en Argentina es una práctica histórica claramente localizable y acotada. Repito: una categoría histórica. En períodos previos a los 90 la hegemonía se llevaba a cabo a través de distintos y diversos mecanismos… Por eso, los delirios del profesor Astarita que ocupan párrafos enteros en el apartado "La sociedad y la historia en clave moral" puede tener dos explicaciones: 1) El profesor Astarita intenta satirizar el "transformismo" hasta el extremo para, una vez allí, mostrarlo falso (lo cual sería pura mala intención) o 2) No leyó "Estudios de historia económica argentina…" y considera que el "transformismo" fue la forma histórica de hegemonía política por parte de los grupos económicos a lo largo de la historia moderna argentina. Como no lo considero malintencionado, entiendo que no ha leído a Basualdo lo suficiente. Le comento: ni en el Rodrigazo, ni con Perón, ni con Gelbard, ni con Justo, ni con de la Torre, etc. el transformismo estaba materializado como praxis del hegemón en búsqueda de la hegemonía política, incluso (y tener que aclarar esto me resulta muy curioso, más entre lectores de Basualdo que somos) hablar de Grupos Económicos previo al 76 (siendo generoso) es… Llamémosle, como Eduardo lo hace, oligarquía diversificada (que no es lo mismo, en palabras de Basualdo una "subsume" a la otra).
El razonamiento del Astarita es: "si pudo explicar 30 años, puede explicar toda la historia", no hace falta aclarar que esto es un disparate; pero supongamos por un momento que esa tesis de la "substancia histórica" del profesor sea cierta. Basualdo mismo dice: (y esto está en el texto que Astarita alega haber leído): "…estas vinculaciones entre el partido de gobierno -UCR- y esta fracción de los sectores dominantes no sólo fue el vehículo para esa suerte de "extorsión" económica que ejerció a lo largo de toda la primera gestión constitucional, sino que da lugar a modificaciones, que si bien fueron incipientes, constituyen el comienzo del transformismo argentino" (énfasis añadido); continua con algo importante, porque Astarita cree que el transformismo es "sólo coimas y salarios altos", la otra pata del fenómeno es la "articulación directa de sectores del partido de gobierno con los integrantes de los sectores dominantes". Asimismo, nos dice en el mismo texto que Astarita cita: "el transformismo argentino se institucionalizó a fines de este período, cuando los dos partidos centrales del sistema político firmaron el denominado "Pacto de Olivos (Diciembre de 1993)" (énfasis añadido)[1]. Entonces, ¿Nos fallan las matemáticas y los 30 años de Astarita son ciertos? ¿O Astarita no leyó/entendió a Basualdo?
Astarita nos dice alegremente que "es necesario comprender y explicar la historia para comprender y explicar el presente", sin embargo, para juzgar a Basualdo lo convierte en un sujeto acéfalo, a-histórico… A ver, Sartre nos es simpático a todos, sí … El hombre es bastardo, en el presente del para sí el hombre es la nada: ¡¡¡LIBRE!!! Está bárbaro, pero Eduardo deja claro en su libro "Estudios de historia económica argentina…" que el transformismo como estrategia de imposición de las fracciones de capital tiene límites históricos, e incluso: un origen en la historia argentina que difícilmente pueda rastrearse materializado antes de los 90. Y con esto no decimos que no haya cooptación de cuadros intelectuales ni demás artimañas antes de los 90, simplemente decimos: esa forma no estaba generalizada como praxis por parte de las clases dominantes, no era ese el mecanismo a través del cual las fracciones de capital podían imponerse en la esfera política.
Pero el ensayo sigue, ya con serias sospechas sobre lo que pueda venir. Leemos: "Se plantea entonces la "pregunta imposible": ¿cómo pudo suceder esto, estando el "movimiento nacional" en el gobierno?". Efectivamente, planteada en esos términos la pregunta es irresoluble. No por su precisión, ni profundidad, sino porque está mal formulada. El profesor Astarita intenta meter dentro de la Casa Rosada al 53% de la población que votó a una persona sin recordar que el electorado vota un programa, una plataforma, que después pueda llevarse a cabo o no ¿Qué ata a los políticos a representar al pueblo? Nada, de hecho, no los ató nada en los 90… Ni bien pudieron acordaron con el poder económico y el resto lo sabemos todos… ¿Y los trabajadores? ¿Y el movimiento?…
Los dirigentes políticos pueden obrar deliberadamente en contra de los intereses de su electorado o "movimiento", por iniciativa propia o por imposición del poder económico. Entonces, postular que un partido es "EL MOVIMIENTO", más sabiendo que el propio Basualdo sostiene que el partido justicialista fue vaciado de poder movilizador popular durante los 90, es un reduccionismo que parte de tener una fe desmedida en las capacidades representativas del sistema democrático y de su potencialidad para regular las relaciones de poder que imperan en la economía. ¿Acaso todas los políticos representan de manera directa las voluntades populares?, ¿No hubo resistencia del poder económico a medidas del Kirchnerismo? Vamos, no se trata de ver "quién se hace cargo del muerto de los 90″, sino de entender el mismo en una lógica política un poco más compleja que decir: PJ se proclama peronista, Menem es PJ, ergo es peronista, el peronismo es nacional y popular, entonces (si las matemáticas no me fallan): MENEM ES NACIONAL Y POPULAR. Va -creo- muchísimo más allá el problema. Y si el "matrimonio nacional y popular" fue parte de "los 90″ eso no invalida ninguna de las reivindicaciones populares que se consiguieron durante estos años, a ver: la historia la hacen los hombres, pero no como sujetos aislados, sino como un colectivo: "Las manifestaciones cúspides de la vida de un pueblo se personifican en hombres. Pero estos fenómenos son colectivos. Y el individuo, cualesquiera sea su talla histórica, es un accidente" (Juan José Hernández Arregui). Esto lo sabe usted mejor que nadie. El estado de la clase trabajadora es siempre un producto de su conciencia mediada por la lucha; usted podrá hablar de Perón, Menem, Kirchner, pero por detrás ellos son la manifestación de fenómenos sociales, en los cuales (para el caso del peronismo particularmente) el estado de la clase trabajadora es determinante. Porque, y perdón por lo polémico que pueda sonar pero, el peronismo como fenómeno histórico es un producto genuino de la clase trabajadora argentina y no de Perón, de nuevo J. J. H. A.: "Es el pueblo el que crea al líder"… El mismo general dice en un discurso no haber "creado" la doctrina justicialista sino haberla "extraído del pueblo" (cito con la rigurosidad que cita Marx a Hegel en el comienzo del XIII Brumario)[2]. Es la forma en la que se materializa la lucha de la clase obrera en el país durante décadas, es su resultado, su creación autóctona… Cuando los trabajadores van a más a los que "desentendieron" el peronismo les cuesta creer en el "peronismo de izquierda", o cuando el producto de masacrar 30 mil militantes, deshacen todas las comisiones internas en fábrica, y eliminan las paritarias (entre otras, tantas otras) lleva a la clase trabajadora a su peor estado ustedes vienen a decirnos: "Che, Menem era peronista. El movimiento está vendiendo el país". Ni Kirchner, ni Marx, ni Messi (este ya no sé, por ahí sí) podría haber presentado una opción lo suficientemente obrera en los 90 que lograra organizar a la clase trabajadora sobre un esquema político de que venía de las hiperinflaciones producto de la brutal puja entre los acreedores externos y los grupos económicos locales y que se asentó sobre el transformismo político, es decir: la cooptación directa de las dirigencias populares, en este caso. A lo que va este largo razonamiento: ¿en los 90 podemos seguir diciendo que estaba "el movimiento" en el gobierno? ¿Menem es pueblo?
Creo que está claro que no. Volvamos. La pregunta está mal planteada, debería ser: "¿cómo pudo suceder esto, bajo la bandera del "movimiento nacional" de aquellos políticos que ocupaban el Gobierno? ¿Cómo no evitó eso la clase trabajadora?". Ahora sí, el doctor Astarita (con un poco de ayuda) nos plantea un buen debate; quiero seguir con su texto, lo dejamos pendiente. Solo digo: las condiciones materiales encontraban a la clase trabajadora en su peor momento, no es casual que de las peores usinas del justicialismo más recalcitrante y "derechoso" surja una expresión tan desagradable como Menem, ¿Quién podía impedirlo? ¿Cómo podían los sectores populares después de dos décadas de cercenamiento "derribar" ese gobierno? En ese curso de discusión, indefectiblemente el transformismo es lo suficientemente relevante, más en un movimiento obrero tan sindicalizado y vertical como el argentino. Punto para Basualdo. Por aquellos cursos deberá ir un futuro debate.
Ahora, lo curioso es que: es el propio Astarita quien asigna un lugar sobredimensionado al transformismo. Recuerda el viejo dicho de que el crimen perfecto no es aquel en el que no descubren al culpable, sino en el que culpan a alguien inocente. En Basualdo, el transformismo (como ya dijimos) tiene límites históricos, y como explicaré a continuación no se puede abordar sin tomar en cuenta otros puntos fundamentales de la convertibilidad; sin embargo, Astarita se va hasta la Revolución de Mayo con el transformismo para mostrarlo falso. Por eso, Astarita transforma al transformismo.
"Sistema Político y Modelo de acumulación" no nace de un repollo
En primer lugar, tanto en el libro que sí leyó el profesor Astarita como en "Estudios de historia económica argentina…", Basualdo deja en claro que: la política de los 90 no puede explicarse (BAJO NINGÚN ASPECTO) simplemente como la "aceptación mundial del nuevo orden neoliberal por parte de los capitalistas", eso sería confundir el Plan de Estabilización con el Programa Económico y, Azpiazu-Nochteff de por medio, estaríamos reduciendo los problemas locales a una lógica mundialista sin especificidades nacionales. O que nos expliquen en que punto de Desregular, Abrir y Privatizar entra la propia Ley de Convertibilidad. En ninguno ¿Entonces? En los términos del profesor Astarita esto no tiene solución, o podríamos decir que en alguna parte del mundo alguien lo dispuso por nosotros (estoy satirizando). No, las razones de esa ley y de otras similares que comprenden el Plan de Estabilización: SON NACIONALES. El tipo de cambio fue la variable de disputa a través de la cual se desempeñó la lucha por la hegemonía entre los acreedores internacionales y los grupos económico locales durante fines de los 80. De allí, que el círculo Devaluación-Inflación haya sido tan brutal. A anclar esa variable viene el Plan, a "estabilizar" dicha puja hacia dentro del bloque de poder. Una vez "ordenada" esa lucha, la estabilidad lograda por el gobierno le permite avanzar sobre un Programa Económico de mediano-largo plazo que se disponga a solucionar de manera definitiva la puja dentro del bloque dominante; ese Programa es lo que se conoce como Consenso de Washington, ahora sí profesor Astarita… No es casual que en las privatizaciones intervengan a modo de "comunidad de negocio" todas las fracciones de capital implicadas en las luchas de los 80.
Con todo esto (que fue expuesto de manera muy escueta y vulgar, no lo niego) estamos en condiciones de anexar el transformismo, como una pata más de la mesa que se estaba sirviendo para los grandes ganadores de la valorización financiera. Así lo hace Basualdo, no como el profesor Astarita interpreta.
¿El tercer ensayo está en chino?
Ya mostramos que el profesor Astarita va para atrás intencionalmente con el transformismo para criticar el argumento de Basualdo, supusimos que era sólo por haber leído de manera "rápida" su trabajo titulado "Sistema Político y Modelo de Acumulación". Lo que no deja de llamar poderosamente la atención es que refiere al mismo fenómeno más allá de 2008, cuando EN EL PROPIO LIBRO QUE -supuestamente- LEYÓ, Eduardo dice clara y sistemáticamente que el transformismo entra en crisis luego de la resolución N.° 125 (Marzo de 2008). Y eso no lo sacamos de otro libro, está en el tercer ensayo del texto que Astarita nos dice haber leído. Intenté no usar citas porque Astarita no lo hizo, pero a este punto de confusión creo que traer las palabras de Basualdo textualmente sería esclarecedor, más tomando en cuenta el pobre interlocutor que por voluntad propia ha decidido defenderlo.
A ver, el profesor Astarita en su sátira nos dice: "Por ejemplo, según la oposición, Alberto Fernández habría recibido coimas de los Baez y Cristóbal López (y del grupo Clarín hasta 2008) cuando estuvo en el Gabinete K; pero según los amigos del gobierno, ahora las recibiría de Clarín (aunque no antes de 2008)" (énfasis sobre el error, añadido). Sin embargo, lo que en verdad dice Basualdo en su tercer ensayo es: "El desenlace del conflicto sobre las retenciones móviles (Marzo de 2008) trajo aparejado la consolidación de una hegemonía clásica por parte del segundo gobierno kirchnerista y no una recreación del transformismo" (énfasis recontra-añadido). Eso lo encontramos en la página 161 del libro que Astarita dice que leyó ¿No está del todo claro? Sigamos unas páginas más, llegamos a la 185, Basualdo nos dice (cada vez más claro): "La resolución del conflicto puede caracterizarse de esa manera (como derrota institucional pero como una victoria orgánica para el gobierno) debido a que a partir de esa victoria institucional la fracción de capital que ejerce la conducción estratégica del bloque rural pierde la hegemonía política, en tanto el que es vencido en el Congreso deja atrás la ambigüedad entre el transformismo y la hegemonía clásica" (énfasis A-ÑA-DI-DO).
Ante tanta claridad expositiva, creo, huelgan las palabras. El señor Astarita miente, omite o satiriza una vez más. Él sabrá… No, mejor dicho, él no sabe. Basualdo fue convincente, luego de 2008 la esfera política se reconvierte dejando atrás el transformismo político, que no tiene "30 años" institucionalizado y que no continúa "ahora" traccionando la política.
Conclusión
El profesor Astarita cree haber dado en el centro neurálgico del razonamiento de Basualdo, cree que con su texto puede correr a todo un movimiento que en la actualidad apoya las políticas del gobierno hacia la dicotomía de: o ahora son todos coimeros o Basualdo está equivocado. De esa dicotomía, no se puede salir. Porque está planteada de la peor manera, como ya dijimos. Ignora que ahora el "movimiento" está en condiciones de exigir la profundización del proyecto Nacional y Popular. Y esto es, justamente, por la ruptura definitiva del transformismo en 2008 y por la enorme cantidad de reivindicaciones obtenidas por los sectores populares que lo constituyen, ahora sí, nuevamente, como un sujeto político que está en condiciones de guiar a los conductores. De nuevo, nosotros creemos en el sujeto colectivo. A los nombres individuales se los puede reivindicar, apreciar, recordar, pero de ninguna manera ellos solos pueden explicar la historia, eso se llama acá y en la china: "educación colonial". Para nosotros predicar el materialismo en la forma en la que lo hizo en su texto el profesor Astarita es fe a ultranza en la "substancia histórica", es metafísica dialéctica, es la farsa de la teleología desde los acontecimientos mismos hacia atrás, pero que siempre supimos.
Cuando el señor Astarita acusa a Basualdo de enajenar los Grupos Económicos del resto de la clase capitalista, simplemente miente. De todos modos, déjenme decirles que si las tesis de FLACSO llevan a pensar que "controlando a los grupos económicos se soluciona todo" (cosa que no es cierta), las del profesor Astarita (corporativistas y "materialdogmáticas" hasta la médula) nos harían pensar que un trabajador textil de Flores es un sujeto político igual que un camionero (afiliado), o peor aún nos llevarían a actuar constantemente contra el conjunto de las fuerzas de la clase dominante, es decir: ¡¡¡¡¡¡las uniríamos en la lucha para que nos den un buen aleccionamiento!!!!!!!!
¡Vamos!, la discusión no debe ir por esos cursos. Al menos esa es mi impresión. Aclaro que la respuesta que formulé, mejor dicho: la PREGUNTA que reformulé pudo haber sido planteado por cualquier alumno (actual o pasado) de FLACSO, incluso por gente ajena a la entidad. Lo fundamental -creo- es haber leído a Basualdo de forma sistemática, porque su trabajo a lo largo de los años así lo requiere.
Le contestamos al señor Astarita con otra pregunta, que también delineamos de forma rápida y concreta. Esperemos que de seguir este tema, tome los causes más fructíferos, o al menos los más justos. Una vez allí sabemos que el aporte de Astarita será más que bueno y productivo.
Bibliografía citada
Ø Astarita, Rolando (2012): "Menemismo, los K y la tesis del "transformismo"", disponible en: http://rolandoastarita.wordpress.com/
Ø Astarita, Rolando (2012): "Aquí está Rodas, salta aquí", disponible en: http://rolandoastarita.wordpress.com/
Ø Azpiazu, D. y Nochteff, Hugo J. (1994): "El Desarrollo Ausente. Restricciones al desarrollo, neoconservadurismo y elite económica en la Argentina. Ensayos de Economía Política"; Tesis/Norma; Buenos Aires.
Ø Basualdo, E. M. (2003): "Las reformas estructurales y el Plan de Convertibilidad durante la década del noventa. El auge y la crisis de la valorización financiera", en Revista Realidad Económica (IADE), Nº 200, Buenos Aires.
Ø Basualdo, E. M. (2006): "Estudios de historia económica argentina. Desde mediados del siglo XX a la actualidad", Siglo XXI/FLACSO, Buenos Aires.
Ø Basualdo, E. M. (2011): "Sistema político y modelo de acumulación. Tres ensayos sobre la Argentina actual"; Editorial Cara o Ceca; Buenos Aires.
Ø Buchrucker, Cristián (1987): "Nacionalismo y Peronismo. La Argentina en la crisis ideológica mundial (1927-1955)"; Editorial Sudamericana.
Ø Hernández Arregui, Juan José (1969): "Nacionalismo y liberación. Metrópolis y colonias en la era del imperialismo"; Buenos Aires; Editorial Contrapunto; ed. 1987.
Ø Nochteff, Hugo J. (1999); "La política económica en la Argentina de los noventa. Una mirada de conjunto", en Revista Época, Nº 1, Buenos Aires.
Ø Perón, Juan Domingo (ed. 1975): "El gobierno, el Estado y las Organizaciones Libres del Pueblo".
[1] Lo curioso es que este no es el único texto en que Basualdo afirma tan tajantemente el error de Astarita, también lo hace, por ejemplo en: "Las reformas estructurales y el Plan de Convertibilidad durante la década del noventa. El auge y la crisis de la valorización financiera", en Revista Realidad Económica (IADE), Nº 200, Buenos Aires, noviembre-diciembre de 2003.
[2] Al respecto se puede ver: Cristián Buchrucker (1987): "Nacionalismo y Peronismo. La Argentina en la crisis ideológica mundial (1927-1955)"; Editorial Sudamericana o directamente "El gobierno, el Estado y las Organizaciones Libres del Pueblo" (1975), que es un compilado de escritos y discursos del Tte. Gral. Juan Domingo Perón (de pie, ¡carajo!).
4 comentarios para "El transformismo en Basualdo y las transformaciones de Astarita: "¿Tu también, Bruto?""
Pame Loren dice:
28 Noviembre 2012 a las 22:36
Les traslado un comentario del marxista Rolando Astarita al texto de Leandro Ziccarelli. El mismo lo pueden encontrar en su blog:
http://rolandoastarita.wordpress.com/2012/09/20/aqui-esta-rodas-salta-aqui/#comment-6316
Va:
"Gracias por el envío. Sinceramente, no veo que refute mis argumentos. En mi texto cito a Basualdo, y critico lo que dice. Explica la continuidad de las políticas neoliberales después de la dictadura, y hasta el kirchnerismo por las coimas. El texto de respuesta trata de disimular lo afirmado por Basualdo remitiendo a otros textos, y con mucha adjetivación. Pero no responde las cuestiones planteadas. Si la tesis "coimas y altos salarios explican las políticas neoliberales de los Menem (y los Kirchner) de los 90″, la misma explicación puede aplicarse a cualquier otro período histórico o gobierno que no encaje en los moldes establecidos.
Por otra parte, y al pasar, me parece muy divertida la manera en que los kirchneristas tratan de disimular lo que hicieron en los 90. Mi crítico escribe:
"Ni Kirchner, ni Marx, ni Messi (este ya no sé, por ahí sí) podría haber presentado una opción lo suficientemente obrera en los 90 que lograra organizar a la clase trabajadora sobre un esquema político de que venía de las hiperinflaciones producto de la brutal puja entre los acreedores externos y los grupos económicos locales y que se asentó sobre el transformismo político, es decir: la cooptación directa de las dirigencias populares, en este caso. A lo que va este largo razonamiento: ¿en los 90 podemos seguir diciendo que estaba "el movimiento" en el gobierno? ¿Menem es pueblo?"
Bonita manera de pasar por alto las dificultades. En los 90 Kirchner apoyaba activamente al menemismo. ¿Qué tienen que ver Marx o Messi con este apoyo? ¿Por qué no aplican la tesis del transformismo a los Kirchner? ¿No se atreven a sacar las conclusiones de lo que afirman?
Espero que la gente lea y compare las posiciones.
En una próxima nota voy a tratar críticamente la tesis de la financiarización (o régimen de acumulación financiera) aplicada a la Argentina post 1976 y los 90. Una cuestión que se vincula con toda esta historia que inventó el progresismo izquierdista argentino."
Abrazo.
Leandro dice:
29 Noviembre 2012 a las 13:56
Pamela, gracias por publicarlo… Creo que le debés unas disculpas a la gente del CCC, tu comentario llevó al precipitado profesor AStarita a tratar de "stalinistas" a los que administran este blog, q lo hacen con la mejor predisposición y del modo más plural posible…
Va mi rta:
Profesor, soy el autor del artículo. Le agradezco por haberme solucionado una dicotomía que como militante lleva años en mí y en la que aún (pese a mi formación de grado y pos-grado) todavía no estoy del todo resuelto. Digo, sin conocerme en lo más mínimo me pone el mote de "kirchnerista"… En estos términos no hay caso, si por mostrarle que si leyó a Basualdo lo hizo de manera errada (yo sigo sosteniendo que no lo leyó) usted me denomina despectivamente: "kirchnerista"… INcluso, y esto ya bordea el escándalo, usted sigue sosteniendo que "citó y criticó a Basualdo"… ¿Publicó los textos correctos? Hay una sola cita en los 2 textos, ¡UNA SOLA!…
SU rta es más bien una desautorización para conmigo, q en sí no me molesta pero no construye nada. Le cité a Basualdo diciendo las cosas diametralmente opuestas a las que usted expone, vamos… Argumente, muéstreme sus citas de Basualdo…
En Basualdo, le aclaro porque no lo leyó, se habla del transformismo hasta 2008 como forma de praxis institucionalizada, y más allá de aquel año, si bien el mismo entra en crisis aún persiste como fenómeno… Nadie ocultó eso, está clarísimo en los textos… Este gobierno se propuso romper con ese esquema, cuando concentró la cantidad de fuerzas suficientes lo confrontó y logró (en gran parte, al menos) terminarlo.
Y para concluir, eso de que "disimulo" lo que (como "kirchneristas") "hicie en los noventa" no me alude en lo más mínimo porque en los 90 tenía apenas 3 años (que cosa la izquierda desoyendo a la juventud ¿no?); en todo caso usted debería explicar "qué hizo en los noventa" para defender los intereses de sectores humildes, que ya estaba bastante grandecito… Que, sin ir más lejos, es lo que estoy haciendo yo ahora, más allá de las banderas: defendiendo la AUH, la inclusión al sistema jubilatorio de más de 2 millones de personas, los 6 millones de puestos de trabajo generados, el aumento sustancial de la participación del salario en el ingreso, la reducción de la pobreza y la indigencia, el fenomenal proceso de desendeudamiento, entre otras… Tantas otras…
El debate que le propongo es claro: Muéstreme que no entendió mal a Basualdo y que mi artículo está errado, pero desde Basualdo… Desde la línea de FLACSO… Su respuesta es una muestra clara (a mi humilde entender) de que el debate ya está saldado, a menos que nos traigas sus famosas "citas"…
Bueno no me quiero extender más, le agradezo el espacio… Usted no es stalinista como los del CCC que EFECTIVAMENTE PUBLICARON EL COMENTARIO DE PAMELA y lo que lo coloca a usted en un pésimo lugar de "charlatán" (se lo digo con respeto), producto de esa sistemática actitud suya de ponerle mote a todo y todos sin conocer en los más mínimo! Lo hizo con Basualdo, lo hizo conmigo y lo hizo con el CCC… Pero no se deprima, si bien quedó demostrado la falsedad de sus juicios apresurados, para conmigo no fue del todo errado, efectivamente: SOY KIRCHNERISTA!!! (pese a haberme perdido la fiesta de vender todo de los 90; ¿?)…
Saludos, Leandro.
Pame Loren dice:
29 Noviembre 2012 a las 16:27
Ahora hay que denunciar en otros blogs que el CCC no publican los comentarios para que los publiquen???
Espero que sean democráticos y no secuestren más las intervenciones.
A todo esto, qué pasa con Basualdo que brilla por su ausencia?
La sigo en el blog de Astarita que acá de seguro que a los críticos los silencian.
http://rolandoastarita.wordpress.com/2012/09/20/aqui-esta-rodas-salta-aqui
Walter dice:
2 Junio 2013 a las 10:44
¿No hubo resistencia del poder económico a medidas del Kirchnerismo? Muy poca resistencia de sectores específicos que son los perdedores. Tiene un enorme apoye de mega transnacionales que le dan el "seguro" externo (Monsanto, Barrick, Bolseros de granos, Wallmart, y otros varios). También cuenta con el reaseguro del manejo de las redes de corrupción propias del partido al que pertenece (condición necesaria de acuerdo a Basualdo para el control de clase en Argentina).
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EL LIBRO DE BASUALDO
DOMINGO, 6 DE NOVIEMBRE DE 2011
EL SALDO, PARA EL GOBIERNO, DEL CONFLICTO CON UN SECTOR DEL CAMPO
"Salto cualitativo"
En su último libro, Sistema político y modelo de acumulación, Eduardo Basualdo desarrolló los rasgos del pasaje de la valorización financiera, agotada en 2001, hacia un nuevo patrón de acumulación de capital, aún en disputa.
Por Natalia Aruguete
La Resolución 125 fue una "divisoria de aguas" para el desarrollo político del kirchnerismo, porque definió un salto cualitativo en términos políticos, asegura Eduardo Basualdo, investigador y coordinador del Area de Economía de la Flacso. Cash lo entrevistó a pocos días de la publicación de su último libro, Sistema político y modelo de acumulación (editorial Cara o Ceca). Basualdo desarrolló con elocuencia los rasgos que signaron el pasaje de la valorización financiera, agotada en 2001, hacia un nuevo patrón de acumulación de capital, aún en disputa. Desde ese análisis, destacó dos aspectos: la evolución del sector hegemónico desde mediados de los '90 hasta la actualidad y la definición de la identidad del gobierno kirchnerista a partir del "inédito" conflicto con el agro pampeano.
¿Cómo analiza la evolución del sector económico hegemónico durante los ocho años de gestión kirchnerista?
–Se pueden definir dos etapas, relacionadas con el desarrollo político y el grado de avance del kirchnerismo. En ese sentido, el conflicto alrededor de la Resolución 125, sobre las retenciones móviles, es una divisoria de aguas. No sólo porque fue el conflicto más serio y más enclavado en las contradicciones históricas de la sociedad argentina, sino porque, por eso mismo, definió un salto cualitativo en términos políticos en el kirchnerismo.
¿Por qué?
–Desde el punto de vista de la hegemonía, hasta ese momento era un gobierno que se movía entre dos tipos de hegemonía. Una es el transformismo, que venía de la valorización financiera, que no se basaba en las concesiones a los sectores subalternos, sino en la cooptación de sus dirigentes. La otra es la hegemonía clásica, ya que a partir de esa crisis del 2001/2002 los sectores dominantes tuvieron que responder efectivamente a ciertas reivindicaciones populares.
¿Por qué se ven obligados a hacer concesiones?
–Porque entra en crisis el sistema de representaciones políticas y mi impresión es que todavía no salimos de eso. Por lo tanto, había que recrear condiciones de gobernabilidad y hegemonía por parte de los sectores dominantes. La ambivalencia del gobierno de Néstor Kirchner es que estuvo compuesto por medidas y reivindicaciones populares y, al mismo tiempo, por concesiones que aseguraron una reproducción ampliada de capital a los sectores dominantes. Esa ambivalencia se interrumpió con el conflicto de la Resolución 125, provocado a partir de un nuevo paradigma dominante en la sociedad argentina, asentado en la producción agropecuaria pampeana: el paradigma sojero, que se puso en marcha a mediados de los años '90. Por ello, el sector agropecuario pampeano es el único que no sufrió la crisis de 1998 a 2001.
¿Qué transformaciones acompañaron a ese paradigma sojero?
–Una vez concluido el ciclo de privatizaciones, en 1995 comenzó otra reforma estructural, que fue la extranjerización de la economía. Los grupos locales vendieron no sólo su participación en los consorcios que controlaban los servicios públicos, sino muchas de sus empresas industriales. Los casos de Bagley y Terrabusi son emblemáticos, también lo es el del Grupo Perez Companc, que se reconvirtió. Estas transferencias rompieron la tradición argentina de vender empresas en malas condiciones financieras. Como esas compañías estaban en buenas condiciones, las transferencias que se hicieron dieron lugar a una exacerbación de la fuga de capitales durante esos años.
¿Qué consecuencias trajo este proceso en este sector de la economía que tuvo tanto poder durante la etapa anterior al kirchnerismo?
–Ese proceso de venta hizo que los grupos económicos perdieran predominio, tanto en la facturación de las doscientas empresas más grandes de la Argentina como en el comercio exterior. Esta fracción del capital, que vendió activos en servicios e industria, se recostó en la producción de bie-nes con ventajas comparativas naturales vinculadas con la producción agropecuaria. La mayoría de ellos fueron siempre grandes terratenientes de la provincia de Buenos Aires y, dentro de la cúpula, son los más importantes de la pampa húmeda, en términos de superficie. La patria sojera tiene como núcleo a estos capitales y fueron centrales en el conflicto de la Resolución 125 para imponer un nuevo patrón de acumulación de capital.
¿Quiénes participan de esa disputa?
–Estamos frente a un fenómeno de fragmentación y rupturas que comienza durante el gobierno de Néstor Kirchner y se profundiza durante el de Cristina, relacionado con nuevos alineamientos sociales, que forma parte de la definición de un bloque social dominante y un bloque alternativo. En esta definición, muchos de los que integran los sectores populares no los van a integrar más y habrá nuevas incorporaciones.
¿Cómo analiza el rumbo que tomó el Gobierno en estos dos últimos años, a partir de la Resolución 125?
–El principal efecto de la 125, tanto en la política presidencial como en la identidad del gobierno y en la relación con los sectores populares, es que eliminó la dualidad en términos de hegemonía. Se definió mucho más como una hegemonía clásica mediante el disciplinamiento del capital. Se trata de una hegemonía clásica dentro de un capitalismo en Argentina y, en ese sentido, de la definición de un tipo de Estado con un fuerte sesgo en términos de políticas hacia la promoción y potenciación de los sectores populares con efectos diversos. Lo que hizo el kirchnerismo en materia de jubilaciones es un hecho muy notable y poco rescatado, incluso por el Gobierno. Lo de la Asignación Universal por Hijo –más reconocido– es sumamente importante. En ese marco, la lucha ideológica y cultural adquiere otros contenidos. Pero hay un déficit original en el kirchnerismo, que es cuando en 2005 Néstor Kirchner pasó a ser presidente del Partido Justicialista. El peronismo (PJ), desde mi punto de vista, difícilmente tenga la capacidad de generar un proyecto popular y nacional, en Argentina, perdurable, porque expresa más el partido del orden que la construcción de un proyecto popular
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Sistema político y modelo de acumulación en la Argentina
Publicado el 4/9/2006 17:29:12 (12779 Lecturas)
Eduardo Basualdo
Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes Ediciones, FLACSO, IDEP, 2001. 142 páginas.
El subtítulo de este libro determina el núcleo de su contenido: "Notas sobre el transformismo argentino durante la valorización financiera (1976-2001)". En el prólogo Horacio Verbitsky caracteriza la obra de Basualdo como "el intento más abarcativo de interpretación del proceso económico y social que en un cuarto de siglo ha transformado a la Argentina (...) Lo que aquí se describe es la metamorfosis de la sociedad más integrada de América latina en un dualismo social extremo".
El capítulo primero analiza las nuevas características del sistema político y la sociedad civil a partir de la dictadura militar. Esta última, si bien resultó fundamental para la profunda modificación de la estructura económica y del sistema político y social de la Argentina -sobre la base de la mayor "derrota popular" del siglo XX-, no explica todo lo acontecido. Basualdo avanza en la interpretación del desafío que el fin de la dictadura plantea a los sectores dominantes: lograr un control político que posibilite la consolidación del nuevo patrón de acumulación bajo un régimen constitucional que incorpore a algunas de las restantes fracciones sociales para sustentar el carácter excluyente del proceso económico.
Aquí aparece la cooptación como uno de los ejes centrales del libro, en el contexto de lo que Gramsci, en su análisis de la unificación italiana, denominó el transformismo (ver recuadro).
El autor traslada el concepto gramsciano al análisis del proceso argentino y señala dos discrepancias relevantes dentro de la matriz básica: 1) el sujeto que genera la ideología, centrado sobre el partido de derecha en el caso italiano; 2) la ausencia de un partido político propio de los sectores dominantes en la Argentina, que históricamente recurrieron a las dictaduras militares para imponer sus políticas.
Basualdo resalta que "ante la ausencia de un partido orgánico, son los propios sectores dominantes, específicamente la fracción del capital concentrado interno, los que asumen la tarea de cooptar al partido político que accede al gobierno una vez agotada la dictadura militar, a distintos integrantes del partido opositor y a diversas conducciones de organizaciones de la sociedad civil".
El autor señala la creciente concentración del ingreso, que acompañó el desarrollo y consolidación de la valorización financiera durante los últimos 25 años; el efecto disciplinante de las hiperinflaciones de 1989 y 1990; los negocios comunes entre los sectores dominantes y el sistema político a costa de los intereses públicos, y la creciente ilegitimidad del sistema político en su conjunto. Todos esos elementos permitieron a los sectores dominantes consolidar la valorización financiera mediante el transformismo argentino.
La segunda parte del libro está dedicada al análisis y características de la articulación entre el sistema político y la valorización financiera, y distingue tres grandes etapas: a) la dictadura militar, momento en que se instaura un nuevo patrón de acumulación mediante el aniquilamiento de los cuadros (intelectuales) del campo popular; b) el primer período constitucional, cuando ese patrón se mantiene con un eje de integración "pacífica" continua pero aún molecular, y c) los dos períodos de gobierno peronista y el primero de la Alianza, durante los cuales se profundiza y consolida el predominio de la valorización financiera. En esta última etapa la cooptación de fuerzas políticas enteras por el régimen de dominación instaura un nuevo formato del sistema político.
La obra de Basualdo -breve, informada y precisa- concluye con valiosos comentarios de Claudio Lozano, José Nun y Guillermo O' Donnell, quienes encaran un debate que se impulsa a lo largo del libro.
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