Trabajo garantizado (L. Randall Wray)
http://articulosclaves.blogspot.com.ar/2015/07/trabajo-garantizado-teoria-moderna-de.html
MARTES, 14 DE JULIO DE 2015
Randall Wray(1) abrió el acto explicando al público una de las bases de su enfoque teórico: la apertura del discurso económico hacia una perspectiva distinta a la que se imparte en la universidad. El profesor estadounidense planteó que para criticar el actual modelo económico es necesario conocer la teoría y se desmarcó de la idea predominante al afirmar que “existen cosas primordiales que son más importantes que el déficit público”, antes de profundizar en la propuesta de Trabajo Garantizado, que calificó de “sentido común”.
http://www.elsalmoncontracorriente.es/?Teoria-monetaria-moderna-y-trabajo
Para Wray, “lo importante no es que haya dinero”, algo que tachó de invento social, sino de esquivar las limitaciones en la creación de puestos de trabajo, ya que según argumentó, por la vía de las restricciones “la recuperación está lejos de llegar a Europa”.
Sus fundamentos de la teoría monetaria moderna pasan por la soberanía monetaria de cada Estado y por la capacidad que éste tiene para producir dinero “apretando las teclas de un ordenador”. Según el economista, “el Euro se desvía del patrón y la teoría ha de ser revisada en este caso". Mantiene, no obstante, que un estado soberano no se puede quedar sin dinero “mientras el gasto moderno se produzca a través de tecleos informáticos que aumentan el saldo”.
Según esta teoría, el Gobierno genera dinero para que éste exista y los ciudadanos lo emplean para pagar impuestos. “Por lógica, los ciudadanos no pueden pagar si el Gobierno no ha gastado”, continuó. El modelo que propone es que el tesoro público transfiera capital al banco central, que lo repartirá entre los bancos privados, encargados también de recibir el dinero recaudado por los impuestos antes de devolverlo al banco central y éste, después, al tesoro, invirtiendo el proceso. Las restricciones que acompañan a este modelo son tres: el pleno empleo, la inflación y los tipos de cambio.
La propuesta del pleno empleo
Randall Wray opina que el principal objetivo de los gobiernos es el crecimiento económico, “objetivo equivocado para crear empleo adecuado”, y ha recurrido a los datos para demostrar que en el año 2006 había 200 millones de desempleados y, tras tasas buenas de crecimiento, no se ha resuelto este problema. Además, ha echado la vista aún más atrás para asegurar que en los últimos 40 años de crecimiento no se ha reducido la desigualdad “si algo se ha conseguido es aumentarla”, ha apostillado.
Apoyándose en la alternativa planteada por el también economista Hyman Minsky, Wray ha destacado que las armas de política económica actuales no son suficientes para asegurar el pleno empleo y que las estrategias de inversión privada no lo hacen sostenible en el tiempo.
El objetivo para asegurar el pleno empleo es aumentar el consumo y no la inversión, para que de esta manera aumenten los ingresos y el trabajo. El Gobierno ofrecería empleos dentro de un programa de trabajo garantizado que emplearía a cualquier persona que pueda y quiera trabajar. Plantea el economista generar trabajo no especializado donde “cada trabajador sea aceptado como es”, sin planes de formación alternativos y comenzando desde la parte más desfavorecida de la población hacia arriba.
Plantea el modelo que la distribución de la renta se efectúe en base a los salarios y no a los beneficios, dejando así de gastar dinero público para estimular la inversión privada. El programa establecería también un salario mínimo que obligaría a las empresas privadas a aumentar los salarios: “si un trabajador gana 12 euros por hora en el sector público, la empresa privada no podrá pagar menos”, porque el trabajador podría decantarse por el ámbito público. “Por esta razón se puede llegar al pleno empleo sin generar inflación y manteniendo los precios estables”, aseguró, alegando también que se estabiliza el consumo “generando beneficios para los empresarios, porque si alguien pierde su trabajo puede seguir con trabajo público”. Además se reducirían los costes de contratación, demostraría la aptitud de los trabajadores en el mercado laboral; “no reduce todos los problemas, pero resuelve los más importantes”, continuó.
Aplicar el modelo a España
España es un país limitado por el Euro, ya que no tiene soberanía monetaria. Por ello, lo relevante en el caso español sería la cantidad que el Gobierno gaste en el programa. “Quizá habría que limitar el gasto en función de lo que se sea capaz de presupuestar” y ha propuesto emplear primero a cabezas de familia con menores a su cargo y a menores de 30 años, que cuentan con una tasa de desempleo del 50%, a medida que se implementa de manera gradual, como sucedió en Argentina.
Como medidas adicionales para salvar esta limitación ha propuesto tres: la salida del euro, la implantación de una moneda paralela, debate que ya se ha abierto en Grecia, o aumentar la capacidad de financiación del Parlamento Europeo para que sea este organismo quien lo financie.
Para profundizar en la propuesta que se lanza desde España ha tomado la palabra el diputado de Izquierda Unida Alberto Garzón, que ha criticado que la economía se haya presentado a la población como “una cuestión ajena. Casi como una ciencia oscura”. Opina Garzón que es necesario repensar la economía “porque la realidad ha cambiado”.
Para Alberto Garzón, algo tan importante como la política monetaria no puede derivarse a instituciones “antidemocráticas” como el Banco Central Europeo (BCE), al que considera una muestra de elitismo. Ha planteado también que existe un problema democrático en tanto que “las constituciones de los estados han quedado vacías”, haciendo alusión al artículo 128 o a derechos reconocidos como el trabajo. “La gente no puede ser libre si no tiene garantizadas unas condiciones de vida mínimas”, aseguró, alegando además que “el proceso constituyente de la derecha sigue avanzando”, en referencia a la modificación por parte de PP y PSOE del artículo 135 de la Constitución.
El candidato de Izquierda Unida a la presidencia del Gobierno ha presentado el programa de “Trabajo Garantizado”, impulsado por la formación, argumentando que nos encontramos ante un problema democrático y no frente a un problema técnico, “porque no es cuestión de que falte dinero, es cuestión de priorizar el gasto”. “Incluso con restricciones, la propuesta es posible. Se puede hacer ahora”, ha defendido.
Trabajo Garantizado: la propuesta de IU en materia de empleo
Según Izquierda Unida, “es absurdo que muchísimas personas no estén ocupando un puesto de trabajo y al mismo tiempo haya muchísimo trabajo por hacer en nuestras comunidades”, o “mucho trabajo que ya se realiza pero que no es remunerado”.
La propuesta se vertebra en torno a tres ejes:
- Reforzar las actividades económicas y sociales que hoy son insuficientes: educación, sanidad, cultura, deporte, energía renovable...
- Crear nuevas actividades
- Remunerar, visibilizar y dignificar el trabajo de cuidados y otros que son voluntarios
El Estado financiaría el programa, aunque se gestionaría desde los ayuntamientos “en participación con la sociedad civil”. Según IU, esta iniciativa aliviaría la pobreza y disminuiría la desigualdad, mejoraría las construcciones comunitarias y contribuiría a la estabilidad social. Su coste económico, alegan, “es inferior al coste que supone lidiar con los problemas derivados del paro a través de prestaciones sociales”.
Su implantación se realizaría por etapas. Aspiran a generar empleo para un millón de desempleados durante el primer año por un coste que no alcanzaría el 1% del PIB (prevén un 0,92%), “una cantidad inferior a lo que le costó al Estado en un año responsabilizarse de la pérdida de valor de las inyecciones en entidades nacionalizadas”, informan. Prevén financiarlo a través de una reforma fiscal similar a la que proponen los técnicos del sindicato de Hacienda: combatiendo el fraude fiscal de las grandes empresas y fortunas y donde paguen más quienes más renta poseen. Según sus cálculos, con la reforma fiscal se recaudaría un 6,2% del PIB en un año. Reconocen que quizá sea necesario recurrir a préstamos del Banco Central Europeo o, como último recurso, recurrir a acreedores privados.
La retribución a los trabajadores integrados en el programa Trabajo Garantizado no sería sólo salarial e incluiría pagos a la Seguridad Social, ayudas para el transporte, permisos por vacaciones, maternidad, paternidad, enfermedad, etcétera. Plantean una escala salarial fija en función del tipo de trabajo que iría desde los 900 a los 1.200 euros, con la intención de establecerlo como salario base también en el ámbito privado: “por debajo de ese salario ninguna persona trabajaría en el sector privado al tener la posibilidad de acogerse al programa con mejores condiciones”, explica IU.
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MARTES, 14 DE JULIO DE 2015
Trabajo garantizado, teoria moderna de Randall Wray, Levy institute
Randall Wray(1) abrió el acto explicando al público una de las bases de su enfoque teórico: la apertura del discurso económico hacia una perspectiva distinta a la que se imparte en la universidad. El profesor estadounidense planteó que para criticar el actual modelo económico es necesario conocer la teoría y se desmarcó de la idea predominante al afirmar que “existen cosas primordiales que son más importantes que el déficit público”, antes de profundizar en la propuesta de Trabajo Garantizado, que calificó de “sentido común”.
http://www.elsalmoncontracorriente.es/?Teoria-monetaria-moderna-y-trabajo
Para Wray, “lo importante no es que haya dinero”, algo que tachó de invento social, sino de esquivar las limitaciones en la creación de puestos de trabajo, ya que según argumentó, por la vía de las restricciones “la recuperación está lejos de llegar a Europa”.
Sus fundamentos de la teoría monetaria moderna pasan por la soberanía monetaria de cada Estado y por la capacidad que éste tiene para producir dinero “apretando las teclas de un ordenador”. Según el economista, “el Euro se desvía del patrón y la teoría ha de ser revisada en este caso". Mantiene, no obstante, que un estado soberano no se puede quedar sin dinero “mientras el gasto moderno se produzca a través de tecleos informáticos que aumentan el saldo”.
Según esta teoría, el Gobierno genera dinero para que éste exista y los ciudadanos lo emplean para pagar impuestos. “Por lógica, los ciudadanos no pueden pagar si el Gobierno no ha gastado”, continuó. El modelo que propone es que el tesoro público transfiera capital al banco central, que lo repartirá entre los bancos privados, encargados también de recibir el dinero recaudado por los impuestos antes de devolverlo al banco central y éste, después, al tesoro, invirtiendo el proceso. Las restricciones que acompañan a este modelo son tres: el pleno empleo, la inflación y los tipos de cambio.
La propuesta del pleno empleo
Randall Wray opina que el principal objetivo de los gobiernos es el crecimiento económico, “objetivo equivocado para crear empleo adecuado”, y ha recurrido a los datos para demostrar que en el año 2006 había 200 millones de desempleados y, tras tasas buenas de crecimiento, no se ha resuelto este problema. Además, ha echado la vista aún más atrás para asegurar que en los últimos 40 años de crecimiento no se ha reducido la desigualdad “si algo se ha conseguido es aumentarla”, ha apostillado.
Apoyándose en la alternativa planteada por el también economista Hyman Minsky, Wray ha destacado que las armas de política económica actuales no son suficientes para asegurar el pleno empleo y que las estrategias de inversión privada no lo hacen sostenible en el tiempo.
El objetivo para asegurar el pleno empleo es aumentar el consumo y no la inversión, para que de esta manera aumenten los ingresos y el trabajo. El Gobierno ofrecería empleos dentro de un programa de trabajo garantizado que emplearía a cualquier persona que pueda y quiera trabajar. Plantea el economista generar trabajo no especializado donde “cada trabajador sea aceptado como es”, sin planes de formación alternativos y comenzando desde la parte más desfavorecida de la población hacia arriba.
Plantea el modelo que la distribución de la renta se efectúe en base a los salarios y no a los beneficios, dejando así de gastar dinero público para estimular la inversión privada. El programa establecería también un salario mínimo que obligaría a las empresas privadas a aumentar los salarios: “si un trabajador gana 12 euros por hora en el sector público, la empresa privada no podrá pagar menos”, porque el trabajador podría decantarse por el ámbito público. “Por esta razón se puede llegar al pleno empleo sin generar inflación y manteniendo los precios estables”, aseguró, alegando también que se estabiliza el consumo “generando beneficios para los empresarios, porque si alguien pierde su trabajo puede seguir con trabajo público”. Además se reducirían los costes de contratación, demostraría la aptitud de los trabajadores en el mercado laboral; “no reduce todos los problemas, pero resuelve los más importantes”, continuó.
Aplicar el modelo a España
España es un país limitado por el Euro, ya que no tiene soberanía monetaria. Por ello, lo relevante en el caso español sería la cantidad que el Gobierno gaste en el programa. “Quizá habría que limitar el gasto en función de lo que se sea capaz de presupuestar” y ha propuesto emplear primero a cabezas de familia con menores a su cargo y a menores de 30 años, que cuentan con una tasa de desempleo del 50%, a medida que se implementa de manera gradual, como sucedió en Argentina.
Como medidas adicionales para salvar esta limitación ha propuesto tres: la salida del euro, la implantación de una moneda paralela, debate que ya se ha abierto en Grecia, o aumentar la capacidad de financiación del Parlamento Europeo para que sea este organismo quien lo financie.
Para profundizar en la propuesta que se lanza desde España ha tomado la palabra el diputado de Izquierda Unida Alberto Garzón, que ha criticado que la economía se haya presentado a la población como “una cuestión ajena. Casi como una ciencia oscura”. Opina Garzón que es necesario repensar la economía “porque la realidad ha cambiado”.
Para Alberto Garzón, algo tan importante como la política monetaria no puede derivarse a instituciones “antidemocráticas” como el Banco Central Europeo (BCE), al que considera una muestra de elitismo. Ha planteado también que existe un problema democrático en tanto que “las constituciones de los estados han quedado vacías”, haciendo alusión al artículo 128 o a derechos reconocidos como el trabajo. “La gente no puede ser libre si no tiene garantizadas unas condiciones de vida mínimas”, aseguró, alegando además que “el proceso constituyente de la derecha sigue avanzando”, en referencia a la modificación por parte de PP y PSOE del artículo 135 de la Constitución.
El candidato de Izquierda Unida a la presidencia del Gobierno ha presentado el programa de “Trabajo Garantizado”, impulsado por la formación, argumentando que nos encontramos ante un problema democrático y no frente a un problema técnico, “porque no es cuestión de que falte dinero, es cuestión de priorizar el gasto”. “Incluso con restricciones, la propuesta es posible. Se puede hacer ahora”, ha defendido.
Trabajo Garantizado: la propuesta de IU en materia de empleo
Según Izquierda Unida, “es absurdo que muchísimas personas no estén ocupando un puesto de trabajo y al mismo tiempo haya muchísimo trabajo por hacer en nuestras comunidades”, o “mucho trabajo que ya se realiza pero que no es remunerado”.
La propuesta se vertebra en torno a tres ejes:
- Reforzar las actividades económicas y sociales que hoy son insuficientes: educación, sanidad, cultura, deporte, energía renovable...
- Crear nuevas actividades
- Remunerar, visibilizar y dignificar el trabajo de cuidados y otros que son voluntarios
El Estado financiaría el programa, aunque se gestionaría desde los ayuntamientos “en participación con la sociedad civil”. Según IU, esta iniciativa aliviaría la pobreza y disminuiría la desigualdad, mejoraría las construcciones comunitarias y contribuiría a la estabilidad social. Su coste económico, alegan, “es inferior al coste que supone lidiar con los problemas derivados del paro a través de prestaciones sociales”.
Su implantación se realizaría por etapas. Aspiran a generar empleo para un millón de desempleados durante el primer año por un coste que no alcanzaría el 1% del PIB (prevén un 0,92%), “una cantidad inferior a lo que le costó al Estado en un año responsabilizarse de la pérdida de valor de las inyecciones en entidades nacionalizadas”, informan. Prevén financiarlo a través de una reforma fiscal similar a la que proponen los técnicos del sindicato de Hacienda: combatiendo el fraude fiscal de las grandes empresas y fortunas y donde paguen más quienes más renta poseen. Según sus cálculos, con la reforma fiscal se recaudaría un 6,2% del PIB en un año. Reconocen que quizá sea necesario recurrir a préstamos del Banco Central Europeo o, como último recurso, recurrir a acreedores privados.
La retribución a los trabajadores integrados en el programa Trabajo Garantizado no sería sólo salarial e incluiría pagos a la Seguridad Social, ayudas para el transporte, permisos por vacaciones, maternidad, paternidad, enfermedad, etcétera. Plantean una escala salarial fija en función del tipo de trabajo que iría desde los 900 a los 1.200 euros, con la intención de establecerlo como salario base también en el ámbito privado: “por debajo de ese salario ninguna persona trabajaría en el sector privado al tener la posibilidad de acogerse al programa con mejores condiciones”, explica IU.
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(1) Larry Randall Wray (born June 19, 1953) is professor of Economics at the University of Missouri-Kansas City in Kansas City, Missouri, USA, whose faculty he joined in August 1999.[1] Before UMKC, he served as a visiting professor at the University of Rome, Italy, the University of Paris, France, and the UNAM, in Mexico City.
He is also Research Director, of the Center for Full Employment and Price Stability, and Senior Scholar at the Levy Economics Institute of Bard College, NY.
Wray is a past president of the Association for Institutionalist Thought and served on the board of directors of the Association for Evolutionary Economics. He has served, along with fellow Post-Keynesian William Mitchell of the Charles Darwin University, Australia, as co-editor of the International Journal of Environment, Workplace, and Employment. (Wikipedia).
(1) ¿Quién es Randall Wray? Por Tomás Lukin (Página/12)
El economista heterodoxo Randall Wray es profesor de la Universidad de Missouri-Kansas City, en los Estados Unidos, e investigador del prestigioso Levy Economics Institute del Bard College. Discípulo de Hyman Minsky, se inscribe en la corriente poskeynesiana. Wray, especialista en teoría monetaria, mercados financieros y macroeconomía, acaba de visitar Argentina para participar de las Jornadas Monetarias y Bancarias que organizó el Banco Central le semana pasada. Wray forma parte de un grupo de economistas que desarrolló la teoría monetaria moderna y es un activo defensor e impulsor de los programas de empleo de última instancia, como el Plan Jefes y Jefas de Hogar. El economista norteamericano cuestiona los planes de austeridad impulsados en Estados Unidos y Europa y reclama mayores déficit para impulsar el crecimiento económico y atacar el desempleo. El análisis de Wray afirma que, mientras un país conserva una moneda soberana, es decir que conserva el privilegio de hacer pagos y emitir deuda mediante la emisión de su propia moneda y no se compromete a cancelar vencimientos de deuda a cualquier tipo de cambio fijo o en una moneda extranjera, entonces ese país no puede incurrir en default y la nacionalidad de los tenedores de la deuda es irrelevante. Buena parte de su producción académica está disponible en inglés en el sitio web: http://www.levyinstitute.org/. Asimismo, la presentación que realizó durante su última visita al país se puede bajar de la página del BCRA.