CLACSO: El ajuste estructural
"En 1990, el BM publica el Informe sobre el Desarrollo Mundial, demostrando un renovado interés por la pobreza. El informe reconoce las consecuencias negativas del ajuste sobre los pobres e impulsa proyectos antipobreza focalizados en la protección de los más pobres en el corto plazo [...]"
Se transcribe a continuación una definición de Ajuste estructural presentada en "POBREZA: UN GLOSARIO INTERNACIONAL", CLACSO, 2009, página 41.
AJUSTE ESTRUCTURAL
El Banco Mundial (BM) implementó en 1979 los préstamos de ajuste estructural como una medida transitoria destinada a los países en desarrollo que afrontaban problemas en su balanza de pagos o tenían un gran endeudamiento externo. Desde principios de la década del ochenta, algunos de los países más influyentes, en particular EE.UU.,Alemania y el Reino Unido, promovían la reestructuración económica desde un enfoque en el que esta era vista como un prerrequisito para mejorar el bienestar social. En parte como resultado de estas presiones, el ajuste estructural se transformó, hasta nuestros días, en un elemento central como condición para el otorgamiento de préstamos del BM. A partir de la crisis de la deuda en 1982, un grupo cada vez más numeroso de países en desarrollo altamente endeudados no tuvieron más alternativa que adoptar los Programas de Ajuste Estructural (PAE), contrayendo préstamos que imponían condiciones económicas y políticas muy inflexibles. Los PAE eran diseñados, según el BM, para reestructurar las economías “mal ajustadas” de los países en desarrollo lo que, supuestamente, establecería las bases para futuras mejoras en el bienestar social.En los primeros años del ajuste, la condicionalidad más importante, previa a la aprobación de los PAE, exigía que el país receptor aceptara y adoptara medidas de “estabilización” promovidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Por lo general, la CONDICIONALIDAD de la estabilización requería alcanzar metas de crecimiento impulsadas por el incremento de las exportaciones (a menudo exportaciones agrícolas a expensas de la agricultura de subsistencia), recortar el gasto público, limitar el endeudamiento, devaluar la moneda, privatizar organismos estatales y liberalizar la economía, entre otras medidas. Los resultados directos e indirectos de muchas de estas medidas afectaron negativamente a los pobres. Hacia mediados de la década del ochenta ya había una creciente crítica al papel de los PAE. Estudios como el de UNICEF, titulado “Ajuste con rostro humano” (Cornia et al., 1988), reflejaban este cuestionamiento en un momento en que el BM comenzaba a escuchar esas críticas. En 1990, el BM publica el Informe sobre el Desarrollo Mundial, demostrando un renovado interés por la pobreza. El informe reconoce las consecuencias negativas del ajuste sobre los pobres e impulsa proyectos antipobreza focalizados en la protección de los más pobres en el corto plazo, pero en combinación con una política de reactivación económica que buscaba aumentar la producción y reducir de los costos de la mano de obra. A lo largo de la década del noventa, muchas críticas mostraban que desde la aplicación de los PAE no se observaba ningún progreso en las metas de reducción de la pobreza (ver Woodward, 1992) ni en la reactivación económica, ni tampoco una reducción significativa en la deuda externa de los países, especialmente en el África Subsahariana. El pronunciamiento de la Conferencia de Iglesias de Todo África refleja esta preocupación: “los efectos desastrosos del pago de la deuda africana deben ser comparados a una guerra de baja intensidad que ocasiona muerte, hambre, desnutrición, enfermedad, desempleo, falta de vivienda, pérdida de la dignidad y de la estima personal de millones de niños, mujeres y hombres, jóvenes y ancianos”.
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Goya: grabados. |
AJUSTE ESTRUCTURAL
El Banco Mundial (BM) implementó en 1979 los préstamos de ajuste estructural como una medida transitoria destinada a los países en desarrollo que afrontaban problemas en su balanza de pagos o tenían un gran endeudamiento externo. Desde principios de la década del ochenta, algunos de los países más influyentes, en particular EE.UU.,Alemania y el Reino Unido, promovían la reestructuración económica desde un enfoque en el que esta era vista como un prerrequisito para mejorar el bienestar social. En parte como resultado de estas presiones, el ajuste estructural se transformó, hasta nuestros días, en un elemento central como condición para el otorgamiento de préstamos del BM. A partir de la crisis de la deuda en 1982, un grupo cada vez más numeroso de países en desarrollo altamente endeudados no tuvieron más alternativa que adoptar los Programas de Ajuste Estructural (PAE), contrayendo préstamos que imponían condiciones económicas y políticas muy inflexibles. Los PAE eran diseñados, según el BM, para reestructurar las economías “mal ajustadas” de los países en desarrollo lo que, supuestamente, establecería las bases para futuras mejoras en el bienestar social.En los primeros años del ajuste, la condicionalidad más importante, previa a la aprobación de los PAE, exigía que el país receptor aceptara y adoptara medidas de “estabilización” promovidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Por lo general, la CONDICIONALIDAD de la estabilización requería alcanzar metas de crecimiento impulsadas por el incremento de las exportaciones (a menudo exportaciones agrícolas a expensas de la agricultura de subsistencia), recortar el gasto público, limitar el endeudamiento, devaluar la moneda, privatizar organismos estatales y liberalizar la economía, entre otras medidas. Los resultados directos e indirectos de muchas de estas medidas afectaron negativamente a los pobres. Hacia mediados de la década del ochenta ya había una creciente crítica al papel de los PAE. Estudios como el de UNICEF, titulado “Ajuste con rostro humano” (Cornia et al., 1988), reflejaban este cuestionamiento en un momento en que el BM comenzaba a escuchar esas críticas. En 1990, el BM publica el Informe sobre el Desarrollo Mundial, demostrando un renovado interés por la pobreza. El informe reconoce las consecuencias negativas del ajuste sobre los pobres e impulsa proyectos antipobreza focalizados en la protección de los más pobres en el corto plazo, pero en combinación con una política de reactivación económica que buscaba aumentar la producción y reducir de los costos de la mano de obra. A lo largo de la década del noventa, muchas críticas mostraban que desde la aplicación de los PAE no se observaba ningún progreso en las metas de reducción de la pobreza (ver Woodward, 1992) ni en la reactivación económica, ni tampoco una reducción significativa en la deuda externa de los países, especialmente en el África Subsahariana. El pronunciamiento de la Conferencia de Iglesias de Todo África refleja esta preocupación: “los efectos desastrosos del pago de la deuda africana deben ser comparados a una guerra de baja intensidad que ocasiona muerte, hambre, desnutrición, enfermedad, desempleo, falta de vivienda, pérdida de la dignidad y de la estima personal de millones de niños, mujeres y hombres, jóvenes y ancianos”.
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