.imaginario y realidad

“... la configuración del sentido común es inherente a la construcción social de la representación que llamamos ‘lo real’, ya que en ese proceso se constituyen también una visión del mundo y una lectura de lo que se considera como ‘lo correcto y lo verdadero, en un determinado punto del tiempo histórico’. Lo cual compromete no sólo una ‘descripción’ del mundo en tanto ‘lo real’, sino una ‘valoración’ axiológica de ese mundo y los sujetos que lo habitan...”. (H.D.Aguilar)

miércoles, 19 de octubre de 2016

Educación en la mira del PRO Publicado por Gustavo Rosa en Apuntes Discontinuos

Cuánto cambiamos en estos meses. De no creer. Cuando Cristina viajaba al exterior era infaltable una nota en los diarios hegemónicos sacando cuentas de lo que llevaba puesto. Ahora, en cambio, hasta se embelesan con la elegancia de Juliana Awada y destacan el eficaz adorno que significa para la insípida figura presidencial. Aunque la Primera Dama sea ahorrativa con los salarios de sus empleados, no debe vestir pilchas de saldo. Antes, la marca de una cartera era objeto de críticas rayanas al machismo y hoy despierta admiración. La distinta vara, esa idea difundida por 678, programa prohibido por el dialoguismo macrista. O será que la falsa sangre azul de la élite gobernante los hace más aptos para gastar cientos de planes sociales en una cartera o una corbata, como señaló el sacerdote Rodrigo Zarazaga, cálculo que hizo rabiar a los asistentes del Coloquio de IDEA en Mar del Plata. O será que la famosa grieta, lejos de sellarse, se profundiza gracias a los esfuerzos del presidente off shore y su Gran Equipo.

No es para menos. Muchos de los funcionarios amarillos hacen sus diarios aportes para despertar la antipatía de gran parte de los argentinos. Esteban Bullrich, ministro de Educación, tiene dificultades cuando sus metafóricas declaraciones trascienden la cápsula en la que vive. Unas semanas atrás había sorprendido –para mal- con una frase que no serviría para ningún poster: “esta es la nueva Campaña del Desierto, pero sin espadas, con educación”, dijo en Choele Choel como si fuera una genialidad.
Pero el Coloquio de IDEA parece producir una incontenible excitación de clase y después de un colorido desayuno americano con huevos revueltos y tocino, Bullrich utilizó una fábula imperial para hablar de la educación. La gallina pone los huevos, pero el cerdo pone su vida para hacer realidad el plato. En esta bestial analogía, el cerdo representa a los docentes, que deberán despellejarse para mejorar su tarea de educar. No conforme con esa comparación, caracterizó la educación argentina como una “fábrica de chorizos”, por lo que los chicos también son vistos por el ministro como cerdos. Y su gran propuesta es “ir a jornada extendida, basta, no hay más discusión”. ¿Esa es su gran propuesta educativa: dar más horas de clase? ¿Para qué? ¿Para fabricar embutidos más refinados? ¿No hay más discusión? ¿El diálogo y el consenso ya terminaron?
Como el público presente pedía un bis, el ministro interpretó el hit favorito de los empresarios: basta de planes. Inspirado en la clásica canaleta del juego y la droga de Ernesto Sanz, Bullrich aseguró que los planes no terminarán con la pobreza porque “a ese pibe le podés dar un plan social, pero esa plata la va a usar para comprar balas”. Sin datos ni pudor, sin coherencia ni verosimilitud. Prejuicio puro de las clases más ricas. En algo tiene razón: los planes no terminan con la pobreza, sino que la eternizan. Lo único que puede terminar con la pobreza es distribuir mejor la riqueza que hay en el país y Ellos, los Bullrich, los Awada, los Macri, los Ratazzi y un puñado de familias más son los que impiden que eso suceda.
Los llorones de la élite
Desde que Macri asumió la presidencia conquistada con falsedades, engaños y argucias, puso el país a disposición de los más ricos, con la promesa de un derrame reparador de los daños ocasionados. Las principales medidas tienen como objetivo transferir recursos al Poder Económico pero, en lugar de inversiones –derrame- sólo producen una sequía cada vez más acuciante. Mientras despidos y suspensiones se multiplican día a día, la fuga de divisas está por batir un peligroso record. Las reglas de juego claras tan prometidas por el Gran Equipo, lejos de inspirar confianza no hacen más que alentar la pulsión acumuladora. La libertad de mercado sólo es libertinaje especulativo. Un sistema económico basado en la restricción del consumo de la mayoría no puede tener un final feliz.
No estamos viviendo una crisis económica, sino padeciendo una succión fenomenal de una minoría privilegiada. Mientras gran parte de los argentinos renuncia a vacaciones, vestimenta, entretenimiento y hasta insumos básicos, un puñado de avarientos no para de comprar autos de alta gama, perfumes importados y vinos de colección. Por si alguno no entiende demasiado esta paradoja, la Revolución de la Alegría no está destinada a todos sino a esos que obtienen sus lujos a costa de nuestras penurias. Lo que Ellos pueden gastar de más es lo que nos falta a nosotros para consumir lo esencial. Explotando un razonamiento que no es propio, esa vida VIP la pagamos entre todos.
Sobre que están engrosando sus arcas más que nunca, no quieren soltar un centavo. A la vez que crece el número de viajes a EEUU y Europa, el poder adquisitivo de los salarios cada vez es más exiguo. Los que gozan de las mieles sólo están dispuestos a compartir amarguras. Mientras planean un fin de año con champagne a 3000 dólares la botella, se niegan a pagar un mísero bono de 1000 pesos a los trabajadores. Los cálculos del cura Zarazaga enojaron a los empresarios en Mar del Plata porque constituyen un sinceramiento inaceptable para la élite gobernante. El sinceramiento de verdad, no el de mentira que ofrecen los PRO desde todas sus usinas.
Y encima quieren más, porque el ministro Esteban Bullrich se inmola en pos de reducir los gastos en educación y asistencia social para que los ricos paguen menos tributos. En la concepción egoísta de la vida que están convirtiendo en programa de gobierno, la mitad de la población no merece salud, desarrollo, comida ni nada. El país es una franja productiva y el resto, un agujero negro que sólo ocasiona dolores de cabeza. Por primera vez en nuestra vida democrática, un gobierno de minorías conquistó las preferencias electorales de la mayoría. Los que antes accedían al mando con fraudes patrióticos y golpes de Estado, ahora coparon La Rosada por medio de los votos. Un episodio insólito en la historia. Un capítulo en el que tendremos que improvisar para encontrarle un buen fin. Un desafío para pensar en el nuevo aniversario del 17 de octubre.

lunes, 17 de octubre de 2016
http://apuntesdiscontinuos.blogspot.com.ar/2016/10/educacion-en-la-mira-del-pro.html

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